Bruselas se dispone a imponer aranceles sobre las emisiones de CO2 a las importaciones con alto contenido de carbono, incluidos el acero y el cemento.
La UE lanzó el domingo la primera fase de un plan de aranceles sobre las emisiones, con un impuesto previsto a las importaciones de acero, aluminio, cemento y fertilizantes, como parte de su apuesta por convertirse en una región climáticamente neutra.
Durante la primera fase, hasta 2026, Bruselas no prevé cobrar ningún impuesto por las emisiones de CO2 en la frontera. Hasta entonces, el sistema recopilará datos sobre las importaciones intensivas en carbono.
Los importadores de la UE ahora están obligados a informar las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la producción de hierro, acero, aluminio, cemento, electricidad, fertilizantes e hidrógeno importados.
A partir del 1 de enero de 2026 tendrán que comprar certificados para cubrir estas emisiones de CO2. Esto inevitablemente aumentará el costo final de los productos importados por el bloque, reduciendo su competitividad en comparación con los bienes fabricados localmente.
Se supone que el Mecanismo de Ajuste en Frontera de Carbono evitará que productos extranjeros más contaminantes socaven la transición verde. La medida protegerá potencialmente a los productores locales de perder frente a competidores extranjeros, mientras invierten en cumplir los objetivos de la UE de reducir las emisiones netas del bloque en un 55% en comparación con los niveles de 1990, para 2030.
Según el Comisario Europeo de Economía, Paolo Gentiloni, el objetivo de la nueva política también es fomentar un cambio global hacia una producción más ecológica y evitar que los productores de la UE se trasladen a países con una base regulatoria ambiental menos estricta.
El sistema ya ha enfrentado críticas de los principales socios comerciales del bloque, quienes dicen que socava el libre comercio. También ha aumentado las tensiones comerciales entre Bruselas y Washington, este último pidió a principios de este año que el acero y las exportaciones estadounidenses estuvieran exentos de impuestos.