La visita del Pontífice a Marsella se produce en medio de un aumento en el número de llegadas de inmigrantes irregulares y un creciente debate sobre cómo los países europeos gestionan a los solicitantes de asilo
El pontífice realizará un viaje de dos días a la segunda ciudad más grande de Francia, una puerta histórica para los inmigrantes, donde se espera que insista en las causas de la migración, desde la pobreza hasta la crisis climática, e inste a una mayor tolerancia.
También es probable que aborde los horrores que enfrentan muchos inmigrantes en el norte de África, desde el internamiento en campos brutales hasta el abandono por parte de los traficantes para morir en el desierto.
La visita se produce cuando un aumento en el número de llegadas de inmigrantes irregulares a Italia reaviva un amargo debate sobre cómo los países europeos gestionan a los solicitantes de asilo.
“Representa un desafío que no es fácil, como también lo vemos en las noticias de los últimos días, pero que debemos afrontar juntos”, dijo Francisco después de su oración del Ángelus el domingo en Roma.
“Es esencial para el futuro de todos, que sólo será próspero si se construye sobre la fraternidad, poniendo en primer lugar la dignidad humana y a las personas reales, especialmente a los más necesitados”, afirmó el Pontífice de 86 años.
La ciudad portuaria es un destino clave para los inmigrantes del norte de África y también alberga algunos de los barrios más pobres de Europa, muchos de los cuales están plagados de tráfico de drogas.
“El problema que me preocupa es el problema del Mediterráneo… La explotación de los inmigrantes es criminal”, dijo Francisco en agosto.
‘Cementerio’ mediterráneo
El evento de Marsella, “Encuentros Mediterráneos”, abordará temas como la desigualdad económica, la migración y una creciente crisis climática.
Se espera que el Papa hable con los obispos activos en el norte de África, en particular, sobre los desafíos allí.
“El Mediterráneo es un cementerio. Pero no es el más grande: el cementerio más grande está en el norte de África”, dijo Francisco a los periodistas en agosto. “Es terrible. Por eso voy a Marsella”.
Alrededor de 5.000 policías y otras fuerzas de seguridad serán movilizados para el viaje, que fue bien recibido por algunos residentes, aunque otros han cuestionado si Francisco comprende los desafíos que un gran número de inmigrantes plantea a la ciudad.
“No estoy del todo de acuerdo con el Papa cuando dice ‘debemos acoger a todos los inmigrantes'”, dijo Yvette Devallois, de 69 años, que trabaja en su parroquia local.
“Damos la bienvenida a los inmigrantes, pero aun así no podemos soportar toda la miseria del mundo”.