La ketamina ha ganado popularidad entre los aficionados al bienestar experimental en los últimos años, y su imagen se ha transformado de droga de fiesta a posible bálsamo para problemas de salud mental y dolores duraderos.
Este anestésico se ha utilizado durante mucho tiempo para sedar a personas antes de cirugías y como analgésico de emergencia. Más recientemente, los científicos también lo han explorado como tratamiento para el dolor crónico y la depresión, y las clínicas de ketamina están proliferando por toda Europa.
Pero una nueva revisión importante descubrió que no hay evidencia de que la ketamina realmente funcione para aliviar el dolor crónico.
Sin embargo, la ketamina puede tener diversos efectos secundarios, sobre todo cuando se administra por vía intravenosa. Estos incluyen delirios, delirio, paranoia, náuseas y vómitos, según el análisis realizado por Cochrane, un influyente grupo de investigación sin fines de lucro.
Los investigadores concluyeron que la base de evidencia existente es demasiado pobre para sacar conclusiones sólidas sobre si la ketamina puede ayudar a los pacientes que sufren dolor crónico.
“Queremos ser claros: no estamos diciendo que la ketamina sea ineficaz, pero hay mucha incertidumbre”, dijo Michael Ferraro, uno de los autores de la revisión e investigador de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), en una declaración.
Los datos podrían indicar un beneficio o ningún efecto. Ahora mismo, simplemente no lo sabemos, añadió.
El equipo de Ferraro analizó datos de 67 ensayos clínicos con más de 2300 personas. Se evaluaron cinco fármacos que actúan sobre el receptor N-metil-D-aspartato (NMDA), que influye en la percepción del dolor.
Se cree que los fármacos, conocidos como antagonistas del receptor NMDA, reducen el dolor al bloquear ciertas señales cerebrales. El análisis incluyó ketamina, memantina, dextrometorfano, amantadina y magnesio.
La revisión analizó múltiples estrategias de dosificación y condiciones de salud que causan dolor crónico, como el dolor nervioso diabético, el dolor posterior al herpes zóster, la fibromialgia y el síndrome de dolor regional complejo.
Si bien no hubo evidencia clara de beneficios de la ketamina o de otros medicamentos, los efectos secundarios de la ketamina fueron “angustiosos para muchos pacientes”, dijo Ferraro.
Cabe destacar que no hubo ensayos que analizaran qué tan bien funcionaba la ketamina para pacientes con depresión o como sustituto de los analgésicos opiáceos, encontró la revisión.
Los investigadores advirtieron a los médicos que no receten ketamina a pacientes con dolor crónico, basándose en el hecho de que el medicamento puede ayudar a las personas que necesitan alivio a corto plazo, por ejemplo en una sala de emergencias.
“Hemos visto los daños que puede causar tomar medicamentos desarrollados para el dolor agudo y aplicarlos al dolor crónico; los opioides son un claro ejemplo. Ahora observamos un patrón similar con la ketamina”, afirmó James McAuley, uno de los autores del estudio y profesor de la UNSW.
“Debemos tener cuidado de no apresurarnos a utilizarlo de forma generalizada sin pruebas sólidas”, añadió.