El presidente de la República Checa ha firmado una enmienda al código penal que penaliza la promoción de la propaganda comunista, situándola al mismo nivel que la ideología nazi.
La legislación revisada firmada por Petr Pavel permite a los jueces imponer penas de prisión de hasta cinco años a cualquiera que “establezca, apoye o promueva movimientos nazis, comunistas u otros que demostrablemente tengan como objetivo suprimir los derechos humanos y las libertades o incitar al odio racial, étnico, nacional, religioso o de clase”.
Los cambios surgen de los llamados de algunas instituciones checas, incluido el Instituto para el Estudio de Regímenes Totalitarios, para corregir lo que describieron como un desequilibrio en el sistema legal.
Pero el Partido Comunista de Bohemia y Moravia (KSČM), dirigido por la eurodiputada Kateřina Konečná, condenó la medida por considerarla política.
“Este es otro intento fallido de expulsar al KSČM de la ley e intimidar a los críticos del régimen actual”, afirmó el partido en un comunicado.
Todavía no está claro cómo se aplicará la nueva ley a partidos políticos legítimos como el KSČM.
El partido actualmente no tiene escaños en el Parlamento, pero las encuestas recientes sitúan su alianza “Stačilo” (Basta) con un 5%, lo que sería suficiente para verlo regresar a la cámara baja en las elecciones de octubre.
La República Checa formaba parte de la antigua Checoslovaquia y en la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial quedó bajo el paraguas de la Unión Soviética.
Estuvo dirigida por el Partido Comunista de Checoslovaquia (KSČ) hasta que la Revolución de Terciopelo de 1989 puso fin a 41 años de gobierno de partido único y marcó el comienzo de una transición hacia una república parlamentaria.
En las últimas elecciones de 2021, el KSČM no logró obtener más del 5% de los votos, lo que significa que el parlamento checo no tuvo delegados comunistas por primera vez desde 1920.