El dinero en efectivo es el elemento vital de la destrozada economía de la Franja de Gaza y, como todas las demás necesidades en este territorio devastado por la guerra (alimentos, combustible, medicinas), es extremadamente escaso.
Con casi todas las sucursales bancarias y cajeros automáticos inoperativos, la gente se ha vuelto dependiente de una red desenfrenada de poderosos intermediarios de efectivo para obtener dinero para sus gastos diarios. Las comisiones por estas transacciones se han disparado hasta aproximadamente el 40%.
“La gente llora sangre por esto”, dijo Ayman al-Dahdouh, director de escuela residente en la ciudad de Gaza. “Nos asfixia, nos mata de hambre”.
En un momento de creciente inflación, alto desempleo y disminución de los ahorros, la escasez de efectivo ha magnificado la presión financiera de las familias, algunas de las cuales han comenzado a vender sus posesiones para comprar bienes esenciales.
El efectivo disponible incluso ha perdido algo de su atractivo. Los palestinos utilizan la moneda israelí, el shekel, para la mayoría de las transacciones.
Sin embargo, como Israel ya no reabastece el territorio con billetes recién impresos, los comerciantes se muestran cada vez más reacios a aceptar billetes desgastados