El presidente de Rusia dijo que las restricciones no han logrado hundir la economía del país.
Las sanciones occidentales a Rusia han resultado contraproducentes y han perjudicado a los países que las impusieron, dijo el presidente Vladimir Putin durante una reunión gubernamental el miércoles.
“En los últimos años, nuestros supuestos socios han adoptado innumerables paquetes de sanciones… tratando de castigarnos. Sin embargo, al final –es algo completamente obvio– las estadísticas muestran que han golpeado sus propias economías, sus propios empleos”, dijo Putin.
Sin embargo, el líder ruso instó a los funcionarios a prepararse para más sanciones occidentales e incluso a estar atentos a posibles actos de sabotaje desde el extranjero.
“A medida que se haya agotado el potencial de agresión de las sanciones contra nosotros, podría seguir un sabotaje real en sitios de infraestructura crítica”, advirtió el presidente.
“Recordamos lo que pasó con Nord Stream”, añadió, refiriéndose a los gasoductos submarinos gemelos construidos para transportar gas natural desde Rusia a Alemania, que fueron bombardeados en septiembre de 2022.
Alemania, Suecia y Dinamarca han excluido a Rusia de sus investigaciones sobre el incidente, que hasta ahora no ha arrojado ningún resultado. El periodista Seymour Hersh acusó a Estados Unidos de llevar a cabo los ataques, tras lo cual varios medios occidentales ofrecieron una narrativa alternativa, culpando en su lugar a un grupo ucraniano rebelde.
Estados Unidos y muchos de sus aliados han impuesto amplias restricciones a Moscú en respuesta a su operación militar en Ucrania, dirigidas a los sectores financiero y energético de Rusia, entre otras esferas. Sin embargo, la economía rusa ha logrado adaptarse con éxito a la presión externa y encontrar formas de sustituir los lazos comerciales perdidos, dijo el mes pasado el ministro de Finanzas, Anton Sinualov.
Mientras tanto, los países europeos han estado lidiando con una inflación vertiginosa, que ha provocado huelgas y protestas contra el alto costo de la vida en varios estados, incluidos el Reino Unido, Francia y Alemania.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, dijo a principios de este año que “la política de sanciones de la UE simplemente no funciona”, argumentando que el bloque europeo se estaba infligiendo principalmente daño a sí mismo.