Europa celebra su bandera: Doce estrellas doradas, explícitamente y en contraste con algunas banderas nacionales, no representan estados miembros o unidades sino “los ideales de unidad, solidaridad y armonía entre los pueblos de Europa”, como lo expresa el sitio web de la Comisión Europea.
En 1983, hacia el final de su primera legislatura como órgano legislativo elegido directamente, el Parlamento Europeo decidió adoptarlo como símbolo de lo que hoy conocemos como la UE, aunque en aquel entonces todavía se conocía como las Comunidades Europeas.
Dos años más tarde, el Consejo Europeo, con los representantes de los entonces diez Estados miembros, aprobó la decisión y en 1986, tras la incorporación de Portugal y España, la bandera -oficialmente sólo llamada “logotipo”, para evitar connotaciones demasiado fuertes de nacionalidad- pasó a ser ampliamente utilizada por las Comunidades y los Estados miembros en edificios oficiales, etc.
Sin embargo, no es ahí donde comienza la historia de la bandera, que hoy en día quizás se utiliza con mayor fuerza como símbolo de libertad y autodeterminación por parte de las naciones que luchan por alcanzarlas.
Ya antes de la Segunda Guerra Mundial se barajaban ideas para una bandera que representara a una Europa unida, y después, naturalmente, aún más. Estas abarcaban desde una cruz verde sobre fondo blanco y viceversa, hasta un triángulo blanco sobre diversos fondos, e incluso una combinación de todos los colores de las banderas europeas en cinco campos, resultado de un minucioso análisis estadístico realizado por un ciudadano de Estrasburgo.
Ninguna de las dos fue adoptada, pero fue en Estrasburgo en 1953 donde los miembros del Consejo de Europa propusieron por primera vez la bandera que hoy conocemos. La institución en su conjunto la adoptó en diciembre de 1955.
De esta manera, podrá celebrar otro cumpleaños redondo a finales de este año.