El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, defendió el miércoles a su gobierno centrista y proeuropeo ante el Parlamento, buscando reafirmar el control y unir a su fracturada coalición después de sufrir una amarga derrota política.
Tusk solicitó un voto de confianza tras la derrota del alcalde de Varsovia, Rafał Trzaskowski, un aliado cercano, ante el conservador Karol Nawrocki en la segunda vuelta presidencial del 1 de junio.
Con el respaldo del presidente estadounidense Donald Trump, Nawrocki se dispone a reemplazar al presidente saliente Andrzej Duda, otro conservador respaldado por el partido Ley y Justicia o PiS que bloqueó repetidamente los esfuerzos de reforma de Tusk.
“Pido un voto de confianza con la plena convicción de que tenemos el mandato de gobernar, de asumir toda la responsabilidad de lo que está sucediendo en Polonia”, dijo Tusk, quien encabeza la coalición Plataforma Cívica (PO), en Varsovia.
Cualquiera que esté dispuesto a avanzar conmigo, con el gobierno y, sobre todo, con nuestros votantes, independientemente de estas emociones momentáneas, y a construir una Polonia mejor, debería votar hoy por un voto de confianza en nuestro gobierno, declaró Tusk.
Se espera ampliamente que la votación, que está prevista para el miércoles por la tarde, sea a favor de Tusk.
Su coalición de cuatro partidos tiene una mayoría estrecha pero estable en el Sejm, la cámara baja del parlamento polaco, de 460 escaños.
Una derrota provocaría la formación de un gobierno interino y podría abrir la puerta a una elección parlamentaria anticipada.
Eso podría potencialmente devolver el poder al partido conservador Ley y Justicia, en coalición con el partido de extrema derecha Confederación, cuyo candidato quedó tercero en la carrera presidencial.
Estancamiento político
Tusk contaba desde hacía tiempo con una victoria de Trzaskowski para romper el estancamiento institucional creado por los vetos de Duda. En cambio, ahora se enfrenta a un presidente entrante alineado con la oposición nacionalista y abiertamente hostil a las prioridades legislativas de su gobierno.
“No podemos cerrar los ojos ante la realidad”, dijo. “Un presidente que se mostró reacio a aceptar los cambios que propusimos para Polonia y nuestros votantes está siendo reemplazado por un presidente que se muestra, al menos, igual de reacio a esos cambios y propuestas”.
Pero también argumentó que la estrecha derrota de Trzaskowski indica que sigue habiendo un fuerte apoyo para quienes comparten sus opiniones.
El resultado de las elecciones sacudió a la ya inestable coalición gobernante, que abarca desde el centroizquierda al centroderecha y ha tenido dificultades para cumplir promesas de campaña clave, incluida la liberalización de la ley del aborto en Polonia y la legalización de las uniones civiles entre personas del mismo sexo.
Tusk reconoció las crecientes tensiones en el discurso del miércoles
Muchos también culpan a Tusk de contribuir a la derrota de Trzaskowski. Gran parte de las críticas provienen del interior de su coalición, mientras sus socios evalúan si les conviene más seguir con él o arriesgarse al colapso de la coalición.
Algunos piden que se elija un nuevo primer ministro
Hay dudas sobre lo que Tusk puede lograr de manera realista antes de las próximas elecciones parlamentarias, programadas para fines de 2027, y si la coalición sobrevivirá tanto tiempo en medio de un aumento de popularidad de la extrema derecha.
Los medios de comunicación polacos y los analistas políticos debaten si éste podría ser el ocaso político de Tusk, de 68 años.
“Conozco el sabor de la victoria, conozco la amargura de la derrota, pero no conozco la palabra rendición”, dijo Tusk.
Como parte de su nuevo comienzo, anunció planes para una reconstrucción del gobierno en julio que incluirá “nuevas caras”.
Dijo que en junio se designaría un portavoz del gobierno, un reconocimiento de que la coalición necesita una forma de presentar un mensaje unificado.
Hasta ahora, Tusk ha intentado comunicar sus políticas al público él mismo a través de las redes sociales y en conferencias de prensa.
Tusk fue primer ministro polaco de 2007 a 2014 y luego presidente del Consejo Europeo de 2014 a 2019. Volvió a ser primer ministro de Polonia en diciembre de 2023, en un país afectado por la pandemia y la inflación y que enfrentaba importantes divisiones políticas.
Como muestra de estas divisiones, la mitad del salón del parlamento estaba vacío el miércoles, pues legisladores del partido derechista PiS boicotearon su discurso. Tusk afirmó que su ausencia demostraba una falta de respeto a la nación.
La mayor parte del poder en el sistema parlamentario polaco reside en un parlamento electo y un gobierno elegido por este. Sin embargo, el presidente puede vetar leyes y representar al país en el extranjero.