Las cadenas globales de suministro podrían sufrir nuevos deterioros si prevalecen las políticas de relocalizar producciones dentro de las fronteras nacionales, al estilo de Estados Unidos, estimó hoy un organismo internacional.
Frente a la opción desmedida de repatriar, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) consideró la necesidad de esfuerzos coordinados ante los riesgos en ascenso.
“Las recientes perturbaciones, los obstáculos en las redes de transporte y la creciente preocupación por la seguridad económica apuntan a la necesidad de reforzar y diversificar las cadenas de suministro”, recomendó la institución en un nuevo informe, titulado “Estudio de la OCDE sobre las cadenas de suministro resilientes”.
Según la pesquisa, las políticas encaminadas a la repatriación (nacionalización) podrían reducir el comercio internacional en más de un 18 por ciento y provocarían un descenso del producto interno bruto (PIB) real global superior al cinco por ciento; es decir, “no mejorarían por tanto la resiliencia frente a las perturbaciones”.
De hecho, la estabilidad del PIB disminuiría en más de la mitad de las economías analizadas, lo que contradice el argumento de que la relocalización es por definición más estable, indicó la fuente.
En cuanto a los impactos sectoriales, mostró que las mayores amenazas recaen sobre industrias claves, como las del petróleo y la electrónica, fundamentales para la seguridad nacional y económica y con cadenas de suministro más complejas.
La transformación digital y las políticas medioambientales también están reconfigurando el panorama, reflejó el documento de la OCDE, a la cual pertenecen 38 Estados, entre ellos, Australia, Bélgica, Canadá, Chile, Colombia, Dinamarca, Francia, Alemania, Israel, Italia, Japón y Estados Unidos. Dichas normas, sopesó, buscan garantizar una mejor gestión de los efectos medioambientales y sociales; sin embargo, también aumentan los costos asociados a la conformidad, en particular para las pequeñas y medianas empresas y las empresas de las economías en desarrollo.
De forma similar, la transición digital puede facilitar la trazabilidad, la preparación y la capacidad de respuesta de las cadenas de suministro, pero también introduce nuevas vulnerabilidades, como la exposición a riesgos cibernéticos y la dependencia a un número limitado de proveedores de servicios globales.
“Las medidas de respuesta a las preocupaciones sobre la seguridad del suministro y la concentración del mercado, así como la transformación a largo plazo de los flujos comerciales, corren el riesgo de crear perturbaciones indeseables”, declaró el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.