La economía japonesa se contrajo a una tasa anual del 0,7% en el primer trimestre, según datos gubernamentales publicados el viernes, ya que la guerra comercial del presidente estadounidense Donald Trump dañó las exportaciones y dañó la confianza del consumidor.
El producto interno bruto real de Japón, o la medida de los bienes y servicios de una nación, se contrajo un 0,2% entre enero y marzo, más de lo esperado, en comparación con el trimestre anterior, en la primera contracción en un año, mostraron los datos preliminares ajustados estacionalmente de la Oficina del Gabinete.
Las exportaciones disminuyeron a una tasa anual del 2,3%. El gasto de consumo se mantuvo estable, mientras que la inversión de capital creció un 5,8%.
Es probable que los aranceles de Trump perjudiquen a los grandes exportadores japoneses, especialmente a los fabricantes de automóviles, no solo por los productos enviados desde Japón, sino también desde otros países, como México y Canadá. Las autoridades reconocen que planificar una respuesta es un desafío porque Trump cambia constantemente de opinión.
“Los fabricantes de automóviles regionales enfrentan mayores costos operativos y posibles pérdidas de ingresos porque sus ventas en Estados Unidos dependen de diversas bases de producción y cadenas de suministro”, señaló S&P Global Ratings en un informe.
“Incluso las empresas con ventas mínimas en Estados Unidos podrían enfrentar impactos indirectos pero significativos a medida que los aranceles afectan la economía global y la demanda de los consumidores”, afirmó.
La economía japonesa lleva años en dificultades, plagada de una demanda débil a medida que la población envejece y disminuye, más personas permanecen solteras y tienen menos hijos.
El Banco de Japón, que mantuvo las tasas de interés en niveles cero o menos durante años, ha estado aumentando gradualmente la tasa de referencia, observando que los salarios se mantienen y los precios están aumentando gradualmente.
Los últimos hallazgos, que parecen resaltar la fragilidad de la economía, hacen más probable que el banco central posponga nuevas subas de tasas.
Algunos analistas abogan por reducir el impuesto al consumo del 10%, que es similar al impuesto a las ventas en otros países, para ayudar a aliviar las dificultades de la gente.
Pero hasta el momento, el primer ministro Shigeru Ishiba no ha expresado su apoyo a la idea. Las finanzas nacionales de Japón se encuentran bajo una grave presión debido al aumento desmesurado de los costos de la asistencia social.
La economía creció a una tasa anual del 2,4% en el último trimestre de 2024.