El ex presidente de 80 años, acusado de cometer crímenes contra la humanidad durante su llamada “guerra contra las drogas”, tiene una ventaja decisiva en el bastión familiar de Davao.
El expresidente filipino Rodrigo Duterte será elegido alcalde de su ciudad natal a pesar de estar detenido en Europa en espera de juicio en la Corte Penal Internacional (CPI).
Los resultados preliminares del martes mostraron que el hombre de 80 años, acusado de cometer crímenes contra la humanidad durante su “guerra contra las drogas”, había recibido alrededor de 500.000 votos en Davao, casi ocho veces más que su rival más cercano.
En ausencia de Duterte, se espera que su hijo menor, Sebastián, actual alcalde de la ciudad sureña y candidato probablemente a ser elegido vicealcalde, asuma sus responsabilidades.
No está claro cómo prestará juramento Duterte, quien fue presidente entre 2016 y 2022. En declaraciones a la prensa el lunes, su hija Sara, vicepresidenta en funciones de Filipinas, afirmó que estaba en conversaciones con los abogados de su padre sobre la mejor manera de proceder.
Según la ley electoral de Filipinas, los candidatos que enfrentan cargos penales pueden postularse para un cargo siempre que no hayan sido condenados y hayan agotado todas las vías de apelación.
Duterte fue detenido en marzo y enviado a La Haya por una violenta represión contra las drogas durante su presidencia que dejó miles de personas muertas.
Aunque muchos en Filipinas creen que tiene un caso que responder, sus partidarios afirman que es víctima de persecución política por parte de su sucesor, el presidente Ferdinand Marcos Jr, un ex aliado de la familia Duterte.
En las elecciones de mitad de período del lunes, el clan Duterte pareció obtener buenos resultados no sólo en su bastión de Davao sino también en la carrera nacional por los escaños en el Senado.
Al menos cinco candidatos aliados a la familia lideraban la carrera por los 12 puestos en disputa en el Senado, tres más de los que se habían previsto.
Esto podría beneficiar a la hija de Duterte, Sara, quien se enfrenta a una audiencia de destitución en el Senado de 24 miembros en julio. Está acusada de malversación de fondos públicos y de amenazar la vida de Marcos y su familia.
Si al menos dos tercios de los senadores votan para destituirla, la actual vicepresidenta perderá su trabajo y será excluida de ejercer un cargo público de por vida, lo que afectará las posibilidades de su familia en la carrera presidencial de 2028.
Otros miembros de la familia Duterte también participaron en las elecciones intermedias del lunes. El hijo mayor del expresidente, Paolo, buscó la reelección como congresista, mientras que dos de sus nietos lideraron las contiendas locales.