Austria ha cerrado dos docenas de pasos fronterizos con sus vecinos Hungría y Eslovaquia para contener la propagación de la fiebre aftosa y evitar que entre en el país.
Eslovaquia declaró el martes una situación de emergencia después de que se detectara la enfermedad en tres granjas.
Hungría tuvo el miércoles el primer brote de esta enfermedad altamente infecciosa en 50 años, lo que llevó al país a desplegar soldados y lanzar medidas de desinfección para contenerla en una zona fronteriza con Eslovaquia y Austria.
La enfermedad, que no representa ningún peligro para los humanos, afecta principalmente al ganado vacuno y a otros animales de pezuña hendida, como cerdos, ovejas y cabras. Los animales infectados presentan fiebre y ampollas en la boca como parte de los síntomas de la enfermedad. Los brotes suelen dar lugar a restricciones comerciales y al sacrificio de algunos animales.
Las autoridades sanitarias austriacas están realizando rigurosos controles en los pocos pasos fronterizos abiertos con Hungría y Eslovaquia. Los vehículos deben cruzar sobre una alfombra epidémica para evitar la propagación del virus. Esta medida también se aplica a los peatones que cruzan la frontera a pie.
La policía también está registrando vehículos en los puestos fronterizos en busca de productos cárnicos.
Las autoridades austriacas afirman que están concentrando sus recursos policiales en la frontera mientras persista esta emergencia. Añadieron que, si bien las fuerzas fronterizas están en alerta máxima, también están preparando contingencias en caso de que se detecte la enfermedad en alguna de sus granjas.