La Unión Europea tiene muchos frentes abiertos y tiene que abordarlos todos a la vez. Así, este lunes habrá un reparto de tareas: por un lado, el presidente francés, Emmanuel Macron, se ve en la Casa Blanca con Donald Trump para buscar un ‘deshielo’ sobre la situación en Ucrania el mismo día que se cumplen tres años de incursión y los movimientos de Washington, que están inclinando el tablero hacia Rusia.
Por otro, los ministros de Exteriores de la UE se reúnen en Bruselas para pactar nuevas sanciones contra Rusia y un nuevo paquete de asistencia militar para Kiev, que ascenderá como mínimo a 3500 millones de euros, aunque la cantidad podría acabar siendo mayor, según fuentes diplomáticas consultadas por 20minutos. Dos actuaciones paralelas en un momento clave para Volodimir Zelensky y para Europa.
Macron se ha erigido como al voz principal del continente y por eso su parada en EEUU es importante: le dirá a Trump que la paz en Ucrania tiene que ser “justa y duradera” y tiene que contar no solo con Kiev, sino también con Europa. “Tenemos que llevar la conversación a lo que importa”, sostuvo estos días el ministro de Exteriores galo, Jean Noel Barrot. París, como la UE, quiere “un verdadero acuerdo de paz y no solamente un alto el fuego”, aunque lo segundo podría ser un primer paso para alcanzar más adelante el fin del conflicto.
“Volodímir Zelensky no es un dictador”, recuerdan desde el Elíseo como respuesta las palabras del presidente estadounidense, que en cierto modo culpó al líder ucraniano de la guerra. Además, en la UE no se fían de Estados Unidos al cien por cien, pero sobre todo la desconfianza se da con Putin. Barrot recordó que los acuerdos de Minsk han sido incumplidos por Moscú “20 veces”, lo que terminó con la invasión de febrero de 2022; por eso ese mismo formato no puede ser una salida ahora mismo. La diplomacia todavía está en su fase inicial, eso sí, aunque las conversaciones entre EEUU y Rusia ya han comenzado.
Sobre la mesa en la visita de Macron a Trump no está la opción de hablar de la presencia de tropas europeas de paz en Ucrania. “Es demasiado pronto para hablar de eso”, matizó un Barrot que tampoco entra a valorar el hecho de que solo los países europeos aporten a ese despliegue, tal como pide el Gobierno estadounidense. Ese asunto está aparcado por parte de la UE porque lo consideran “prematuro”, aunque hay líderes como el propio Macron o los Ejecutivos de Bélgica o Países Bajos que lo ven con buenos ojos. España, por su lado, considera que no es posible hablar de tropas de paz “cuando todavía estamos en guerra”.
En la capital comunitaria, por otro lado, Kaja Kallas sienta a los ministros de Exteriores de los 27 para coordinarse y actuar. En este sentido, se aprobarán nuevas sanciones contra el Kremlin, en el decimosexto paquete de medidas en este caso centradas en el petróleo ruso, en el aluminio y en bloquear la llamada ‘flota fantasma’ de Putin; es decir, buques de terceros países que Rusia utiliza para burlar las sanciones europeas que ya están en vigor. Asimismo, está previsto que se amplíe la lista de personas sancionadas.
Con todo, la base del cónclave en Bruselas será un nuevo paquete de ayuda militar para Ucrania.
La cifra inicial del mismo iba a ser de 6.000 millones de euros, tal como confirmó este medio la pasada semana, pero los acontecimientos de los últimos días han hecho que la cifra pueda cambiar e incluso duplicarse. Para acordar esa ayuda no hará falta unanimidad y está previsto que haya países como Hungría o Eslovaquia que se queden fuera de este apoyo. El objetivo con este nuevo paso es, tal como confirman desde la Comisión Europea, “poner a Ucrania en una situación de fuerza” para que se pueda sentar con más garantías en la mesa de negociación
Ucrania marcará, con todo, el menú de inicio de semana en Bruselas, aunque con un ojo en Washington donde Macron buscará dar la vuelta a las últimas situaciones con EEUU:
Trump no cuenta con Europa, pero Europa quiere hacerse notar; y la manera de conseguirlo, insisten en la capital comunitaria, pasa por hacer fuertes a Zelenski y los suyos antes de que se sienten en una mesa de negociación para la que todavía no han sido llamados.