Alemania recibió la aprobación de la Unión Europea (UE) para otorgar una subvención estatal por 920 millones de euros con vistas a la construcción de una nueva fábrica de semiconductores, informó hoy el Ejecutivo comunitario.
La ayuda directa respaldará a la empresa Infineon, a fin de completar un proyecto inversionista en la ciudad germana de Dresde, que permitirá producir una amplia gama de diferentes tipos de chips, cuyo empleo crece de manera exponencial por los desarrollos tecnológicos, incluida la inteligencia artificial.
Según indicó la Comisión Europea, la futura instalación aportará capacidad de producción flexible a la UE y reforzará así la seguridad del suministro, la resistencia y la autonomía tecnológica en la rama.
El centro producirá dos familias tecnológicas: tecnologías discretas de potencia utilizadas para la conmutación, gestión y control de potencia en sistemas electrónicos, y circuitos integrados analógicos/de señal mixta que son cruciales para salvar la distancia entre los mundos analógico y digital.
Al decir de la fuente, la instalación será la primera de su clase en la UE y deberá alcanzar la plena capacidad en 2031.
La inversión total, precisó la Comisión, ascenderá a tres mil 500 millones de euros y por la magnitud de la subvención aprobada, Infineon asumió el compromiso de garantizar efectos positivos más amplios en la cadena de valor de los semiconductores de la UE, así como de invertir en la investigación y el desarrollo de una próxima generación de chips.
También asegurará pedidos prioritarios en caso de escasez de suministro, de conformidad con el Reglamento de la Ley Europea de Chips y facilitará el acceso a sus nuevas instalaciones de pequeñas y medianas empresas y organismos de investigación para que puedan realizar pruebas y prototipos.
Con la aprobación anunciada este jueves, suman seis las subvenciones directas que recibieron la luz verde del Ejecutivo comunitario para similares fines, a partir de propuestas de los Estados miembros.
A escala internacional, la rama tecnológica es objeto de una acelerada competencia entre las principales economías del orbe, eso incluye marcos jurídicos, inversiones públicas, subvenciones directas a grandes compañías, restricciones comerciales y disputas por el control de las cadenas de suministros, incluidas las materias primas, entre otras manifestaciones.