El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha quejado de que “la UE ha sido muy injusta con nosotros” al anunciar nuevos aranceles del 25% a las importaciones de automóviles, productos farmacéuticos y chips.
El presidente de Estados Unidos ha criticado durante mucho tiempo lo que él llama el trato injusto a las exportaciones automotrices estadounidenses en los mercados extranjeros.
La Unión Europea, por ejemplo, recauda un arancel del 10% sobre las importaciones de vehículos, cuatro veces el arancel del 2,5% que aplica Estados Unidos a los automóviles de pasajeros.
“Tenemos un déficit de 350.000 millones de dólares (335.000 millones de euros). No se llevan nuestros coches, no se llevan nuestros productos agrícolas, no se llevan casi nada. Se llevan muy poco. Y vamos a tener que solucionarlo. Y lo haremos, no tengo ninguna duda al respecto”, dijo Trump a los periodistas en su resort de Mar-A-Lago.
Negociaciones comerciales
Mientras tanto, los principales funcionarios comerciales del bloque dijeron que estaban interesados en abrir negociaciones con la administración Trump para alcanzar acuerdos comerciales mutuamente beneficiosos.
El vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea para el Pacto Verde Europeo, Maros Šefčovič, dijo que esperaba evitar más aranceles y represalias europeas hablando con la Casa Blanca sobre la posibilidad de reducir o eliminar por completo los aranceles sobre los vehículos de motor y algunos otros bienes.
“Les plantearé este punto a mis homólogos estadounidenses cuando me reúna con ellos más tarde hoy. La UE está interesada en llegar a acuerdos, acuerdos que fomenten la equidad, el reparto de cargas y los beneficios mutuos”, afirmó.
Trump ya ha trastocado las reglas que han regido el comercio mundial durante décadas.
El 13 de febrero anunció aranceles recíprocos de amplio alcance en un intento de abordar los persistentes déficits comerciales de Estados Unidos. Desde 1975, Estados Unidos no había vendido al resto del mundo más de lo que compraba.
Trump afirma que el campo de juego está inclinado en contra de las empresas estadounidenses debido a que otros países suelen gravar las exportaciones estadounidenses a una tasa más alta que la que Estados Unidos aplica a las suyas.
En un intento por abordar ese desequilibrio, Trump anunció que aumentará los aranceles estadounidenses para igualarlos a los que cobran otros países.
Tres semanas después de su segundo mandato, ya ha impuesto aranceles del 10% a China y ha aumentado los impuestos estadounidenses al acero y al aluminio extranjeros.
También anunció y luego pospuso impuestos del 25% sobre los productos procedentes de Canadá y México.
Pero muchos economistas no comparten el entusiasmo de Trump por los aranceles, argumentando que el impuesto adicional a los importadores generalmente se traslada a los consumidores.