El primer ministro serbio, Miloš Vučević, dimitió el martes tras meses de protestas por el mortífero derrumbe de un toldo en noviembre que mató a 15 personas.
La renuncia de Vučević se produjo apenas un día después de que el presidente Aleksandar Vučić dijera que se estaba preparando “una reconstrucción urgente y extensa del gobierno” en respuesta a las demandas planteadas por los estudiantes universitarios serbios en huelga.
El lunes, los manifestantes iniciaron un bloqueo de 24 horas de una intersección clave en la capital, Belgrado, incrementando la presión sobre las autoridades.
Agricultores serbios en tractores y miles de ciudadanos se unieron al bloqueo que siguió a semanas de protestas para exigir responsabilidades por el accidente mortal en la ciudad norteña y capital regional de Novi Sad, que los críticos han atribuido a la corrupción desenfrenada del gobierno.
Una campaña de manifestaciones callejeras ha supuesto el mayor desafío en años al firme control del poder del gobierno populista en Serbia.
Más tarde el lunes, Vučić, en una conferencia de prensa conjunta con Vučević y la presidenta del Parlamento, Ana Brnabić, instó al diálogo con los estudiantes, diciendo que “necesitamos reducir las tensiones y comenzar a hablar entre nosotros”.
“Cualquier tipo de crisis supone un grave problema para nuestra economía”, afirmó Vučić. “Una situación de esta naturaleza en la sociedad no es buena para nadie”.
El alcalde de Novi Sad, Milan Đurić, también dimitió el martes.