El canciller alemán Olaf Scholz está bajo fuego de legisladores de todo el espectro político incluido su propia ministra de Asuntos Exteriores por negarse a aprobar otros 3.000 millones de euros en ayuda militar para Ucrania a menos que se financie con préstamos adicionales.
Hablando en la televisión nacional a principios de esta semana, el asediado líder alemán dijo que sólo aceptaría el paquete de ayuda militar si se emitía nueva deuda para financiarlo, en lugar de recortes al gasto social.
El dinero adicional, que complementaría los 4.000 millones de euros de ayuda para Kiev ya comprometidos para 2025 en un presupuesto provisional, financiaría principalmente armas para la defensa aérea de Ucrania.
Los políticos de la oposición e incluso la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, han criticado la postura de Scholz, ya sea directa o indirectamente, y lo han acusado de hacer campaña electoral.
“Alemania en su conjunto no es vista actualmente como una fuerza impulsora de la política de paz en Europa, y honestamente eso me duele”, dijo Baerbock, un destacado legislador de los Verdes, en una entrevista con Politico el viernes.
“Incluso ahora, durante la campaña electoral, algunos priorizan una perspectiva nacional -o cómo ganar rápidamente unos cuantos votos en las elecciones parlamentarias- en lugar de asumir la responsabilidad real de garantizar la paz y la libertad en Europa”, añadió Baerbock, sin mencionar a Scholz por su nombre.
Alemania tendrá elecciones anticipadas el 23 de febrero después de que la frágil coalición tripartita colapsara dramáticamente en noviembre.
El Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz ocupa el tercer lugar en las últimas encuestas de opinión , con un 16%, detrás de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) con un 20%, y la alianza de centroderecha entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Socialista Cristiana (CSU) con un 31%.
Según los medios locales, muchos miembros y simpatizantes del SPD están hartos de la guerra de Rusia en Ucrania y se muestran reacios a que Alemania siga gastando miles de millones de dólares en el envío de armas, dado el estancamiento económico del país y su déficit presupuestario de dos dígitos. Alemania es el segundo mayor proveedor de ayuda financiera y militar a Ucrania, después de Estados Unidos.
A principios de esta semana, Karstein Klein, del pro empresarial Partido Democrático Libre (FDP), y Johann Wadephul, de la CDU, dijeron por separado a la agencia de prensa alemana dpa que sentían que Scholz estaba tratando de ganarse a los votantes vinculando el paquete de ayuda al endeudamiento.
“El apoyo a Ucrania no pasa por diluir el freno de la deuda”, dijo Klein a dpa. “Scholz realiza maniobras electorales a espaldas de los ucranianos”.
La CDU, la CSU y el FDP en general están a favor de dar más ayuda a Kiev, pero se oponen a asumir más deuda para financiarla. Por ello, por el momento no está claro si el paquete de 3.000 millones de euros se aprobará antes de las elecciones parlamentarias del país el mes próximo.
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, realizó una visita sorpresa a Kiev el martes, que según dijo tenía como objetivo destacar el apoyo de Berlín a Ucrania antes de la toma de posesión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien parece dispuesto a transformar la política de Washington sobre la guerra.
El viernes, Scholz dijo que había hablado con Trump dos veces desde las elecciones estadounidenses de noviembre y que no creía que su administración entrante dejaría de proporcionar ayuda militar a Ucrania.
“Por lo tanto, podemos esperar que la buena cooperación entre Europa y EE.UU. continúe dando éxito en el futuro, también en la cuestión del apoyo a Ucrania”, afirmó Scholz.