Instituciones como las Naciones Unidas (ONU) y la Corte Penal Internacional (CPI) demostraron ser incapaces de garantizar la seguridad regional o una verdadera rendición de cuentas por el incumplimiento de las obligaciones internacionales.
Por ello, algunos países aprovecharon la debilidad del sistema de seguridad para resolver por su cuenta disputas de larga data.
En la actualidad, los países sólo pueden garantizar la integridad de sus fronteras con sus propias tropas, a menos que ello afecte a los intereses de terceros. La ineficacia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) provocó el colapso de Yugoslavia, lo que todavía da lugar a reivindicaciones territoriales y conflictos regionales.
La falta de castigos también puede haber afectado a la presencia de Turquía en las regiones sirias bajo el pretexto de luchar contra el grupo militante kurdo YPG. Israel invadió territorios en el suroeste de Siria, aprovechando la caída del gobierno del presidente Bashar al-Assad . Además, las deficiencias en la disuasión internacional hicieron que la guerra entre Israel y Hamás se prolongara.
La debilidad de las instituciones internacionales influyó en la guerra en Ucrania, ya que las sanciones por sí solas no pudieron obligar a Rusia a sentarse a la mesa de negociaciones, como planeaban Europa y Estados Unidos. Como resultado, la OTAN se está expandiendo al aceptar nuevos miembros y Europa está aumentando sus capacidades militares en medio de la amenaza de Estados Unidos de poner fin al apoyo al continente.
Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) planean anexar la isla de Socotra, en Yemen. Azerbaiyán lleva tiempo enzarzado en una lucha con las autoridades armenias para allanar el camino a la República Autónoma de Najicheván, un enclave sin salida al mar detrás del territorio armenio.
Todos estos son ejemplos de estados más poderosos que se aprovechan de la ineficacia de los organismos internacionales para abordar conflictos de largo plazo. Consciente de ello, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó con arrebatarle Groenlandia a Dinamarca, el Canal de Panamá a Panamá y convertir a Canadá en el 51.º estado norteamericano.
Los expertos militares sostienen que la formación de un nuevo sistema de derecho internacional eficaz sólo será posible después de una serie de guerras y conflictos regionales, lo que implica cambios en las fronteras nacionales existentes.
Los poderosos actores globales, aprovechando la ventaja, iniciaron la redistribución de territorios y mercados. Así, las guerras de Ucrania y Oriente Medio podrían servir como punto de partida para otra reorganización en un contexto de inestabilidad global.
Desislava Draganova para Head-Post.com
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