Thursday, December 26, 2024
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Cinco grandes obstáculos económicos que Alemania debe superar en 2025

Alemania se enfrenta a un año 2025 difícil, con un crecimiento estancado, incertidumbre fiscal, riesgos geopolíticos, altos costos de la energía y un sector automotriz debilitado. Sin reformas para desbloquear inversiones estructurales y reforzar la competitividad, la mayor economía de Europa corre el riesgo de sufrir un malestar prolongado.

La economía alemana, otrora considerada la potencia de Europa, ahora atraviesa una era de estancamiento y desafíos estructurales.

Con proyecciones de crecimiento entre las más débiles del mundo desarrollado, el país enfrenta obstáculos importantes en 2025, que van desde el estancamiento económico y las tensiones geopolíticas hasta la necesidad de una revisión estratégica en sectores clave

Estos son los cinco principales desafíos que tendrá que afrontar la economía alemana.

1. Estancamiento económico y bajo rendimiento persistente

La economía alemana prácticamente no ha experimentado crecimiento desde finales de 2019.

Las proyecciones de crecimiento para 2025 siguen siendo sombrías: se espera que el PIB real se expanda apenas un 0,3%, según Goldman Sachs. El Bundesbank proyecta un aumento aún más tibio del 0,2%, mientras que el Instituto de Kiel pronostica un estancamiento absoluto del 0,0%.

Detrás de este estancamiento hay una confluencia de exportaciones débiles, un consumo privado lento y unas inversiones vacilantes.

La descarbonización, la digitalización y los cambios demográficos están ejerciendo una presión a la baja sobre la producción potencial, lo que lleva a los analistas a preguntarse si el malestar de Alemania es una debilidad temporal o un ajuste estructural.

El profesor Timo Wollmershäuser, del Instituto Ifo, señaló recientemente: “Por el momento, aún no está claro si la fase actual de estancamiento es una debilidad temporal o una debilidad permanente y, por lo tanto, un cambio doloroso en la economía”.

2. Elecciones e incertidumbre fiscal

Las elecciones federales anticipadas de Alemania, previstas para febrero de 2025, generan una mayor incertidumbre económica y política.

Los inversores están observando de cerca para ver si un nuevo gobierno aprovechará la sustancial capacidad fiscal de Alemania para estimular el crecimiento.

A pesar de la importante capacidad fiscal de Alemania, con una de las relaciones deuda/PIB más bajas entre las principales economías avanzadas, el “freno de la deuda” constitucional limita el endeudamiento público.

Sin embargo, existe escepticismo sobre si existe la voluntad política para aprovechar este potencial.

Si bien la cláusula de escape podría permitir un estímulo inmediato, una eliminación permanente del freno de la deuda (esencial para desbloquear inversiones sostenidas a largo plazo) se considera ampliamente poco probable.

Los analistas advierten que, a menos que un nuevo gobierno adopte reformas que favorezcan el crecimiento, como incentivos fiscales y gasto en infraestructura, Alemania corre el riesgo de quedar aún más rezagada respecto de sus vecinos europeos.

El Bundesbank subrayó esta urgencia, afirmando que “la política fiscal será restrictiva este año y en los dos próximos años”.

El Instituto de Kiel también destacó que la incertidumbre de las elecciones ya ha afectado la confianza empresarial, retrasando aún más las decisiones de inversión.

3. Pérdida de competitividad en la industria automotriz

El sector automovilístico alemán, un pilar clave de su economía, sigue perdiendo competitividad global.

Jugadores otrora dominantes como Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz han perdido progresivamente participación de mercado frente a fabricantes estadounidenses y chinos.

Según Goldman Sachs: “China ha pasado de ser el principal mercado de exportación de Alemania a ser un competidor importante”, sobre todo en sectores como los vehículos eléctricos, donde los fabricantes de automóviles alemanes están rezagados.

Las relaciones comerciales de Alemania con China han cambiado drásticamente.

Como señaló el Bundesbank: “El decepcionante crecimiento en China, junto con un cambio desde la actividad industrial hacia la interna, ha pesado sobre la demanda de productos alemanes y ha reducido las exportaciones alemanas a China”.

Las exportaciones de automóviles alemanes se han visto afectadas aún más por los altos costos de la energía y la incertidumbre de la política comercial.

Como afirma el Instituto de Kiel: “El sector automovilístico lleva seis meses deprimido, lo que refleja cambios estructurales y una menor competitividad exportadora”.

4. Riesgos geopolíticos: tensiones comerciales y proteccionismo

La economía alemana, impulsada por las exportaciones, sigue siendo vulnerable al creciente proteccionismo global, particularmente por parte de Estados Unidos.

Se espera que las políticas comerciales de la administración entrante de Trump tengan un impacto desproporcionadamente negativo en Alemania.

“Si bien el tamaño de los aranceles estadounidenses es muy incierto, nuestro trabajo sugiere que gran parte del lastre para el crecimiento probablemente provenga de una mayor incertidumbre en la política comercial”, advirtió Goldman Sachs en una nota reciente.

 

“El débil crecimiento potencial de Alemania está saliendo a la luz y cualquier factor externo perturbador imprevisto puede marcar la diferencia entre un positivo o negativo en la producción económica”, dijo Moritz Schularick, presidente del Instituto de Kiel.

Esta incertidumbre ya ha provocado una marcada caída de la confianza empresarial. Las expectativas de exportación para 2025, medidas por el Instituto Ifo, han caído a sus niveles más bajos en años.

Las perspectivas comerciales son especialmente sombrías para las industrias automotriz y metalúrgica, que históricamente han formado la columna vertebral de la economía exportadora de Alemania.

5. Aumento de los costes energéticos y presiones inflacionarias

Los altos precios de la energía siguen siendo una carga persistente para las empresas y los hogares alemanes.

El Bundesbank informó que la producción industrial en los sectores de uso intensivo de energía se ha contraído entre un 10 y un 15% debido a los elevados costos del gas y la electricidad, con poco margen de recuperación en 2025.

La decisión de Alemania de eliminar progresivamente la energía nuclear ha agravado este desafío, dejando al país dependiente de fuentes de energía más costosas y menos predecibles.

Además, los altos costos de la energía en Alemania exacerban los desafíos que enfrentan las industrias con uso intensivo de energía, como la fabricación de automóviles, reduciendo los márgenes e impulsando a algunos productores a considerar trasladar sus operaciones al extranjero.

La inflación, aunque está disminuyendo desde su pico de 2022, sigue siendo obstinadamente alta en comparación con los niveles previos a la pandemia.

Se proyecta que el Índice de Precios al Consumidor Armonizado (IPCA) caerá solo marginalmente al 2,4% en 2025, afectado por los costos de servicios persistentemente altos y una recuperación más lenta de lo esperado en la dinámica salarial.

Una perspectiva sombría con escenarios alcistas limitados

Un escenario más optimista depende de reformas decisivas para reducir la carga fiscal corporativa, ampliar la infraestructura y abordar la escasez de mano de obra en Alemania mediante políticas de inmigración y participación laboral.

Sin estas medidas, el estancamiento estructural podría seguir pesando sobre las perspectivas de crecimiento del país mucho más allá de 2025.

Como señaló recientemente el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel: “Todavía no se ha producido una recuperación económica. La economía alemana no sólo se enfrenta a persistentes obstáculos económicos, sino también a problemas estructurales”.

Por ahora, las perspectivas de la mayor economía de Europa parecen limitadas por una combinación de fuerzas cíclicas y estructurales que no muestran señales de disminuir.

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