El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho que es esencial para Washington, desde el punto de vista de la seguridad nacional, tomar posesión de Groenlandia, un territorio autónomo del Reino de Dinamarca.
Durante su primer mandato, Trump manifestó en repetidas ocasiones su intención de comprar Groenlandia, calificando la posible compra como “un gran negocio inmobiliario”. Argumentó que el gobierno danés estaría ansioso por desprenderse de la isla más grande del mundo, ya que proporcionarle financiación lo perjudica “realmente gravemente”.
Sin embargo, las autoridades tanto de Dinamarca como de Groenlandia rechazaron rotundamente la venta, a lo que el entonces presidente estadounidense reaccionó cancelando sus visitas de Estado a Copenhague en 2019.
Sin embargo, Trump volvió a la idea de que Estados Unidos adquiera el territorio autónomo en una publicación en su plataforma TruthSocial el domingo. “Para fines de seguridad nacional y libertad en todo el mundo, Estados Unidos considera que la propiedad y el control de Groenlandia es una necesidad absoluta”, escribió.
En el mismo mensaje, el presidente electo de Estados Unidos nombró al cofundador de PayPal, Ken Howery, como su elegido para embajador de Washington en Dinamarca.
Describió a Howery como “un empresario, inversor y servidor público de renombre mundial”, que había tenido un desempeño “brillante” durante su mandato como enviado de Estados Unidos a Suecia entre 2019 y 2021.
“Ken hará un trabajo maravilloso representando los intereses de Estados Unidos”, insistió Trump.
A pesar de tener una superficie de 2.166.086 kilómetros cuadrados (aproximadamente seis veces el tamaño de Alemania), Groenlandia alberga a menos de 57.000 personas, ya que el 80% de la isla está cubierta de hielo.
Sin embargo, es rico en oro, plata, cobre y uranio y se cree que la plataforma oceánica debajo de sus aguas territoriales contiene vastas reservas de petróleo.
La isla, que forma parte del continente norteamericano, tiene acceso al Ártico, donde la competencia por el dominio de los recursos naturales y las rutas estratégicas entre las potencias mundiales se ha intensificado en los últimos años.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, advirtió en septiembre que “el deseo de Washington de globalización y autolegitimación, de afirmarse como policía mundial… se está extendiendo también a la región del Ártico”.
Moscú ha tomado nota de cómo el bloque de la OTAN liderado por Estados Unidos está “intensificando los ejercicios relacionados con posibles crisis en el Ártico”, dijo.
“Nuestro país está plenamente preparado para defender sus intereses en el plano militar, político y técnico-militar”, insistió Lavrov.