Agentes de varios organismos del gobierno de Japón inspeccionaron hoy una base militar estadounidense en esta capital, en respuesta a la preocupación de varios residentes por un aviso de vertido químico recibido en octubre.
En la inspección presencial participaron miembros del Ministerio de Defensa nipón y del gobierno metropolitano de Tokio.
Habitantes de la zona han impuesto quejas por el miedo y la preocupación de posibles riesgos para la salud en el área.
Durante décadas, la población local ha manifestado descontento con la presencia militar estadounidense por problemas como el ruido, la contaminación o los accidentes de vehículos.
El ejército estadounidense informó a Japón que en una zona de la base, donde se realizó un simulacro de lucha contra incendios, ocurrió un derrame de agua que contenía FPOS, una sustancia química difícil de disolver.
Dicho químico tensioactivo es considerado por la Organización Mundial de la Salud de posiblemente cancerígena para los humanos, por ser un veneno persistente que se acumula en el cuerpo sin fin.