La inflación del Reino Unido ha aumentado a su nivel más alto desde marzo, impulsada por un aumento en los precios del combustible el mes pasado, según revelaron cifras oficiales.
La Oficina Nacional de Estadísticas dijo que la inflación de los precios al consumidor aumentó un 2,6% en el año hasta noviembre, frente al 2,3% del mes anterior. El aumento, que alejó la inflación del objetivo del Banco de Inglaterra del 2%, estuvo en línea con las expectativas del mercado.
Este es el mayor aumento desde marzo y el segundo en dos meses y probablemente consolidará las expectativas del mercado de que el Banco de Inglaterra mantendrá su tasa de interés principal sin cambios en 4,75% después de su reunión de política del jueves.
Los responsables de la fijación de las tasas habían anticipado un repunte de la inflación cuando el banco central recortó las tasas por última vez a principios de noviembre, cuando las presiones sobre los precios se aliviaron a principios de año; en septiembre, la inflación había caído a su nivel más bajo desde abril de 2021.
Aun así, la inflación en el Reino Unido y en todo el mundo es mucho más baja que hace un par de años, en parte porque los bancos centrales aumentaron drásticamente los costos de los préstamos desde casi cero durante la pandemia de coronavirus, cuando los precios comenzaron a dispararse, primero como resultado de problemas en la cadena de suministro y luego debido a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, que aumentó los costos de la energía.
A medida que las tasas de inflación han caído desde máximos de varias décadas, los bancos centrales han comenzado a recortar las tasas de interés, aunque pocos economistas, si es que hay alguno, creen que las tasas volverán a caer a los niveles súper bajos que persistieron en los años posteriores a la crisis financiera mundial de 2008-9.
Los acontecimientos recientes han reducido las expectativas de recortes rápidos por parte del Banco de Inglaterra.
Los críticos sostienen que el primer presupuesto del nuevo gobierno laborista, que se presentará en octubre, provocará una mayor inflación. El gasto público adicional anunciado en el presupuesto se financiará en gran medida mediante el aumento de los impuestos a las empresas y el endeudamiento.
Los economistas creen que el derroche, sumado a la perspectiva de que las empresas amortigüen los aumentos de impuestos subiendo los precios, podría impulsar la inflación a un nivel más alto del que habría sido en otras circunstancias.