Según ha precisado el Papa, “el terrorismo y los extremismos no ayudan a alcanzar una solución, sino que alimentan el odio, la violencia, la venganza
El Papa Francisco ha defendido el “derecho a defenderse” de Israel y, al mismo tiempo, ha mostrado su preocupación por las “víctimas inocentes” de la Franja de Gaza, ante la guerra entre Israel y Hamás, desencadenada por el ataque lanzado el pasado sábado por el grupo islamista, y que deja hasta ahora 1.200 israelíes y 950 palestinos muertos
Defenderse es un derecho de quien es atacado, pero estoy muy preocupado por el asedio total en el que viven los palestinos en Gaza, donde también ha habido muchas víctimas inocentes”, ha manifestado el Pontífice este miércoles en la audiencia general.
Según ha precisado el Papa, “el terrorismo y los extremismos no ayudan a alcanzar una solución al conflicto entre israelíes y palestinos, sino que alimentan el odio, la violencia, la venganza, y solo hacen sufrir a los unos y a los otros”.
En este sentido, ha asegurado que “Oriente Medio no necesita guerra, sino paz, una paz construida en la justicia, en el diálogo y en la valentía de la fraternidad”.
El Papa ha explicado que está siguiendo la guerra “con lágrimas y preocupación” pues hay “muchas personas asesinadas, otras heridas”; ha asegurado sus oraciones por esas familias “que han visto transformar un día de fiesta en un día de luto” y ha pedido “que los secuestrados sean liberados inmediatamente”.
Por otro lado, el Pontífice ha dirigido “un pensamiento especial” a la población de Afganistán, “que está sufriendo después del devastador terremoto que la ha golpeado, provocando miles de víctimas, entre ellas muchas mujeres y niños, y de desplazados” y ha invitado a los fieles a contribuir para “sostener la reconstrucción necesaria”.
Además, durante su catequesis de este miércoles, el Papa Francisco se ha inspirado en santa Josefina Bakhita, una mujer sudanesa, secuestrada a los siete años y vendida como esclava, que llevaba en su cuerpo más de cien cicatrices. Su vida, según ha precisado Bergoglio, se ha convertido en “una parábola existencial del perdón”.
“El perdón no quita nada, sino que añade dignidad a la persona”, ha subrayado, al tiempo que ha añadido que “el perdón es la caricia de Dios a todos”.