Decenas de miles de españoles han salido a las calles de Valencia un mes después de que las inundaciones devastaran la ciudad. Exigen la dimisión de las autoridades regionales tras la torpeza en la respuesta de emergencia que provocó la muerte de más de 230 personas.
Alrededor de 130.000 personas participaron en la segunda gran marcha desde que la tormenta Dana azotó la ciudad del este de España el mes pasado, causando el peor desastre natural de España en décadas.
Los manifestantes han pedido repetidamente la dimisión del presidente regional valenciano, Carlos Mazón.
Mazón ha reconocido que se cometieron errores pero se ha negado a asumir la única responsabilidad de la tragedia.
Dijo que las inundaciones no tenían precedentes y eran apocalípticas y abrumaron el sistema, indicando que no se podría haber hecho mucho más para cambiar el resultado.
Desde entonces, Mazón ha reorganizado su gabinete y ha nombrado a un general retirado para liderar los esfuerzos de limpieza, lo que enfureció aún más a los valencianos.
“Tengo muchas ganas de que este señor salga, pero cuanto antes, porque no hay derecho, aparte de que otros tienen responsabilidades, la mayor responsabilidad es de él, el presidente de la Comunidad Valenciana, por lo que debería irse a Picassent [la prisión local] lo antes posible”, dijo Vicente Romero, uno de los manifestantes.
Muchos describen la respuesta del gobierno local como negligente e inepta.
Los manifestantes dicen que seguirán manifestándose hasta que quienes les han fallado rindan cuentas.
El 29 de octubre unas inundaciones repentinas azotaron Valencia, causando importantes inundaciones cuando en sólo ocho horas cayó el equivalente a un año entero de lluvia en algunas partes de la ciudad.
La administración de Mazón no emitió alertas a los teléfonos móviles de la gente hasta que las inundaciones empezaron a sumergir algunas zonas.
Miles de casas y vehículos quedaron destruidos o dañados. Muchos quedaron atrapados en sus casas y algunos dicen que tuvieron que esperar días hasta que llegó la ayuda porque las autoridades, desbordadas, no respondieron con la suficiente rapidez.
Más de 2.000 vecinos no han podido aún regresar a sus domicilios y unas 155.000 personas permanecen sin suministro eléctrico, según la Conselleria de Vivienda de la Comunitat Valenciana.
Aunque las carreteras han sido parcialmente despejadas, aún queda una capa de polvo en las calles, que se va desvaneciendo día a día.
Los expertos ahora están trabajando para restaurar el sistema de alcantarillado, y los trabajadores están limpiando las tuberías saturadas para evitar que el lodo se endurezca.