La pobreza es la culpable del aumento de los índices de criminalidad en Estonia, según ha sugerido la ministra de Justicia y Medios Digitales del país, Liisa Pakosta. Los comentarios se produjeron antes de que la Comisión Europea publicara un informe que atribuye parcialmente los problemas económicos de Tallin a la ruptura de los lazos comerciales con Rusia.
Según Pakosta, tras haber disminuido en la última década, los niveles de delincuencia han empezado a aumentar en 2023, según ha informado la cadena pública ERR. El robo fue el delito más común el año pasado. La tendencia al alza ha continuado este año, con un aumento interanual de las tasas generales de delincuencia del 4%. Las estafas han experimentado el aumento más notable, del 25%, según el ministro.
Las cifras forman parte de una “tendencia europea más amplia” de crecientes tasas de criminalidad, que los analistas atribuyen al deterioro de la situación socioeconómica, añadió.
“Desafortunadamente, también ha aumentado el número de personas que dicen que roban porque de otra manera no tienen dinero para comprar alimentos y artículos de primera necesidad”, dijo Pakosta.
Según las estadísticas oficiales, alrededor del 20% de la población de Estonia (1,37 millones de personas) está en riesgo de pobreza, mientras que la tasa de pobreza absoluta se sitúa en el 2,7%. La inflación aumentó un 4,1% interanual en octubre.
El producto interno bruto (PIB) del país se contrajo un 3% en 2023 y se espera que el país permanezca en recesión en 2024 en medio de una débil demanda interna, según la Comisión Europea.
El último pronóstico económico publicado por el Departamento de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión el viernes proyecta que la economía estonia crecerá un 1,1% en 2025. Sin embargo, el crecimiento seguirá siendo débil en los próximos años “como resultado de varios factores, incluida la pérdida permanente de insumos baratos de Rusia”.
Entre otros factores se encuentran “el débil crecimiento de los principales socios comerciales del país”, que en 2023 fueron los estados miembros de la UE, y “las persistentes preocupaciones geopolíticas”, afirma el informe.
Tras la escalada del conflicto en Ucrania en 2022, Estonia se sumó a la campaña de sanciones comerciales y económicas de la UE contra Rusia. El comercio exterior del país registró un descenso significativo al año siguiente, con una caída del 92% de las importaciones de bienes procedentes de Rusia, según las estadísticas oficiales.