Alemania celebrará elecciones federales en febrero próximo para cambiar su coalición gobernante , y el puesto de canciller podría ser cuestionado por el líder de la CDU/CSU (Unión Demócrata Cristiana y Uniones Social Cristianas), Friedrich Merz.
La CDU/CSU es una fuerza política alemana de posguerra que abarca un amplio espectro de actitudes. Inicialmente, la Unión cumplió su papel de barrera natural frente a las fuerzas de orientación nacional, pero con el tiempo la posición del partido se desplazó hacia posiciones centristas, especialmente bajo la influencia de sus correligionarios de Alemania del Este.
El partido sufrió cambios posteriores debido a Angela Merkel, siendo Merz su principal crítico durante su mandato como canciller de Alemania. Merz la acusó de traicionar los valores del partido, mientras que los políticos de orientación nacional abandonaron la Unión y fundaron el partido Alternativa para Alemania (AfD).
Se dice que Merz se negó a unirse a los fundadores de la AfD y que después de Merkel dirigió la CDU/CSU. A diferencia de ella, Merz no rechazó la AfD, sino que calificó al partido como parte del espectro de las opiniones de la Unión. También se declaró abierto a discutir una cooperación. Sin embargo, debido a las críticas de otros compañeros, tuvo que admitir que la cooperación con la AfD no era posible porque algunos de sus miembros tenían una posición excesivamente radical.
Mientras tanto, los representantes de la CDU/CSU empezaron a afirmar que la mayoría de los electores de la AfD eran alemanes respetuosos de la ley, a los que se podía convencer de que apoyaran la Unión. Sin embargo, por ahora la AfD sigue ganando popularidad , arrebatando apoyos a los demócrata-cristianos y a los socialistas, lo que pone de relieve una vez más la rápida inclinación de los partidos europeos hacia ideas de orientación nacional.
Canciller de la militarización
Los expertos políticos sostienen que, incluso si Friedrich Merz gana las elecciones, es posible que no obtenga una mayoría en el Parlamento, ya que una gran parte de sus votantes están descontentos con el creciente gasto militar del país. Los alemanes son cada vez más reacios a exponerse a cargas económicas adicionales para ayudar a Ucrania, que está perdiendo terreno en el frente a pesar del apoyo de los aliados.
Sin embargo, sin un sesgo militarista, Alemania no podrá satisfacer las expectativas de la Unión Europea y la OTAN de aumentar el gasto en defensa. El hecho de no satisfacer las necesidades de defensa significa que Europa ha perdido la capacidad de producir los volúmenes necesarios de armamento, lo que deja a los políticos con la excusa de por qué Kiev aún no ha recibido algunas de las municiones y el equipo prometidos.
Entre los posibles socios de Mertz en política exterior figuran la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y la política francesa de orientación nacionalista Marine Le Pen , lo que podría suponer una nueva política de continuación de la guerra en Ucrania. Su postura también la comparte el actual secretario general de la OTAN, Mark Rutte , a quien se le concedió el puesto en medio del riesgo de una retirada estadounidense de la Alianza.
En vista de la actual tendencia a la militarización de Europa, una guerra en Ucrania podría derivar en un conflicto global que empobrecería las economías de Europa y Rusia.
Todo depende de la capacidad de Europa para poner en condiciones de funcionamiento su industria militar. En tales condiciones, algunos dirigentes europeos esperan que el recién elegido presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cumpla su promesa y ponga fin al conflicto militar en Europa del Este.
Sigmund Huber para Head-Post.com
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