Los polacos se reunieron en Varsovia el martes para protestar contra la reciente propuesta del primer ministro Donald Tusk de suspender los derechos de asilo de los inmigrantes que entran en Polonia.
“Estamos decepcionados y enojados con el gobierno de Tusk”, dijo la cineasta Agnieszka Holland, dirigiéndose a unos 100 manifestantes afuera de la oficina del primer ministro en el centro de Varsovia.
La semana pasada, Tusk presentó una nueva estrategia migratoria bajo el lema “Recuperar el control – garantizar la seguridad”. Un aspecto clave de la política incluye la suspensión temporal de los derechos de asilo, tras la afluencia de inmigrantes no europeos que cruzaron la frontera bielorrusa hacia Polonia este año.
Un representante de la Comisión Europea advirtió que los planes de Tusk podrían “violar las obligaciones del país en materia de derechos humanos”, particularmente en relación con los tratados y normas internacionales que regulan el asilo y los derechos de los refugiados.
Los grupos polacos de derechos humanos también expresaron su firme oposición a las declaraciones de Tusk. Janina Ochojska, fundadora de Acción Humanitaria Polaca y exdiputada europea del partido de Tusk, criticó duramente la propuesta en una entrevista con el medio de comunicación Onet. “Si el primer ministro anuncia algo así, significa que también está suspendiendo la Convención de Ginebra, la Convención sobre Derechos Humanos y muchas otras convenciones y leyes. ¿Significa eso que no se aplicarán en Polonia?”, preguntó.
Ochojska añadió que “se siente engañada” por la nueva estrategia migratoria del gobierno, advirtiendo que conducirá a “la destrucción de la vida de muchas personas”.
Criticó además al gobierno por ignorar las voces de quienes trabajan directamente con los migrantes. “Organizaría cruces fronterizos legales, donde la gente pudiera venir, presentar una solicitud y ser interrogada”, sugirió.
Una coalición de 60 ONG, entre ellas Amnistía Internacional y la Fundación Auschwitz-Birkenau, también condenó la nueva estrategia. En una carta abierta, las ONG subrayaron que los derechos y las libertades fundamentales no son moneda de cambio política. “Gracias a ellas, miles de mujeres y hombres polacos encontraron refugio en el extranjero en los difíciles tiempos del totalitarismo comunista”, afirmaron.
De cara a las elecciones presidenciales del próximo año, Tusk insinuó que la migración sería un tema central de su campaña, prometiendo reducir la migración irregular “al mínimo” y “recuperar el 100% del control sobre quién entra y sale de Polonia”.
Sin embargo, también han surgido preocupaciones dentro del gobierno de coalición de Tusk. Szymon Holownia, presidente del parlamento y líder del partido de centroderecha Polonia 2050, se distanció de las declaraciones de Tusk y afirmó que éste había hablado sólo en nombre de su propio partido.
“Creemos que el derecho de asilo es ‘sagrado’ en el derecho internacional”, afirmó Holownia en las redes sociales. Krzysztof Smiszek, de La Izquierda, otro miembro de la coalición, se hizo eco de estas preocupaciones.