Miles de habitantes del territorio francés de ultramar de Martinica en el Caribe salieron a las calles en el centro administrativo de Fort-de-France para protestar por el alto coste de la vida, informaron los medios de comunicación.
Las protestas continúan a pesar de un acuerdo reciente entre las autoridades francesas y los vendedores locales para bajar los precios de los alimentos en la isla.
El acuerdo no fue firmado por el Movimiento para la Protección de la Población y los Recursos del Territorio Afrocaribeño (RPPRAC), que convocó la manifestación del sábado. Según el líder del movimiento, Rodrigue Petitot, el acuerdo sólo cubre una parte de los productos que se venden en la isla.
La prefectura de Martinica había extendido el toque de queda hasta el 21 de octubre debido a los disturbios relacionados con el coste de la vida. Las protestas estallaron de nuevo el 7 de octubre, cuando los manifestantes incendiaron el edificio de la prefectura y cuatro vehículos policiales cercanos. Las autoridades locales impusieron el toque de queda el 10 de octubre después de que 26 policías resultaran heridos durante los enfrentamientos con los manifestantes.
Desde principios de septiembre, las protestas contra el aumento del coste de la vida, en particular de los precios de los alimentos, han continuado en la isla. Los manifestantes han atacado a la policía con munición real. En medio de los disturbios, las autoridades francesas, por primera vez en 65 años, desplegaron una unidad especial, la CRS, para reprimir las protestas en la isla.
Se han celebrado varias reuniones con agencias gubernamentales, autoridades locales, representantes empresariales y el “Movimiento para la Protección de los Pueblos y Recursos Afrocaribeños”, que inició las protestas, en un esfuerzo por acordar medidas para reducir los precios.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos (Insee), los precios de los alimentos en la isla son un 40% más altos que en Francia continental. Esto se debe en gran parte al llamado “impuesto marítimo”, es decir, los derechos de aduana que gravan las mercancías importadas a territorios franceses de ultramar como Guadalupe, Martinica, Guayana Francesa, Mayotte y Reunión.
Este impuesto, uno de los más antiguos del sistema francés, se introdujo en Martinica en 1670 como medida temporal. El impuesto se aplica a una amplia gama de productos importados de Francia, con un recargo del 15% en el caso de las galletas y del 50% en el de los cigarrillos, por ejemplo.