El Papa nombró al jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana en Australia, el obispo Mykola Bychok, en reconocimiento a la guerra en curso en Ucrania.
Con estos nombramientos, Francisco ha aumentado significativamente el tamaño del Colegio Cardenalicio y ha consolidado aún más su huella en el grupo que un día elegirá a su sucesor.
La nominación de Bychok, de 44 años y el candidato más joven, le dio a Ucrania su único cardenal y envió un sutil mensaje político en momentos en que la guerra en Rusia continúa. El embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, elogió la decisión, a pesar de que Francisco eligió al líder de la Iglesia greco-católica de Ucrania en Australia en lugar del líder con sede en Kiev, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk.
El mayor de los identificados fue Monseñor Angelo Acerbi, un diplomático retirado del Vaticano de 99 años que estuvo retenido como rehén durante seis semanas en Colombia por guerrilleros izquierdistas.
Los nuevos cardenales recibirán sus birretes rojos en una ceremonia, conocida como consistorio, el 8 de diciembre, un día festivo importante que marca oficialmente el inicio de la temporada navideña en Roma. Será el décimo consistorio de Francisco para crear nuevos príncipes de la Iglesia y la mayor incorporación de cardenales en edad de votar al colegio en los 11 años de pontificado de Francisco. Acerbi es el único de los nuevos cardenales que tiene más de 80 años y, por lo tanto, es demasiado mayor para votar por un nuevo papa.
Por lo general, el colegio tiene un límite de 120 cardenales en edad de votar, pero los papas a menudo superan el tope temporalmente para mantener el cuerpo robusto a medida que los cardenales existentes alcanzan la edad límite. Al 28 de septiembre, había 122 cardenales electores; eso significa que la nueva incorporación eleva su número a 142.
Entre los nombrados por el primer Papa latinoamericano de la historia se encuentran los jefes de varias diócesis y arquidiócesis importantes de América del Sur, como el arzobispo de Santiago del Estero (Argentina), Vicente Bokalic Iglic; el arzobispo de Porto Alegre (Brasil), Jaime Spengler; el arzobispo de Santiago (Chile), Fernando Natalio Chomali Garib; el arzobispo de Guayaquil (Ecuador), Luis Gerardo Cabrera Herrera; y el arzobispo de Lima (Perú), Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio.
Esto contrasta marcadamente con el único nuevo cardenal de América del Norte: el arzobispo de Toronto, Francis Leo.
En una muestra de la universalidad de la Iglesia en el mundo, Francisco también se refirió al arzobispo de Teherán (Irán), monseñor Dominique Joseph Mathieu, y al obispo de Bogor (Indonesia), monseñor Paskalis Bruno Syukor. Ambos pertenecen a la orden religiosa franciscana y son dos de los cuatro nuevos cardenales franciscanos.
Además de Syukor, Asia tendrá dos cardenales más: Monseñor Tarcisio Isao Kikuchi, arzobispo de Tokio, y Monseñor Pablo Virgilio Sinogco David, obispo de Kalookan (Filipinas).
Además de Asia, la otra región donde la Iglesia está creciendo es África, que recibió dos nuevos cardenales: el arzobispo de Abiyán, Costa de Marfil, Monseñor Ignace Bessi Dogbo, y el obispo de Argel, Argelia, Monseñor Jean-Paul Vesco.
“Francisco ha seguido ampliando el alcance del colegio cardenalicio”, dijo Christopher Bellitto, historiador de la Iglesia en la Universidad Kean en Union, Nueva Jersey. “Al igual que sus predecesores, pero aún más, se está asegurando de que los líderes católicos de los márgenes de la Iglesia tengan voz en la gran mesa”.
Incluso antes del anuncio del domingo, Francisco ya había nombrado a la gran mayoría de los cardenales en edad de votar que algún día votarán en un cónclave. Según las estadísticas del Vaticano, antes del domingo, 92 de los cardenales menores de 80 años habían sido nombrados por Francisco, en comparación con los 24 nombrados por el Papa Benedicto XVI y los seis por San Juan Pablo II.