Washington utilizó específicamente a Francia para eludir su Primera Enmienda al tomar medidas enérgicas contra el fundador de Telegram, sugirió el inversor estadounidense.
Estados Unidos ha violado sus propias libertades constitucionales al obligar a Francia, su aliado de la OTAN, a arrestar al CEO de Telegram, Pavel Durov, según ha sugerido el inversor estadounidense David Sacks.
El domingo, en un artículo en X (antes Twitter), Sacks criticó la detención de Durov en un aeropuerto de París, supuestamente por cargos relacionados con su presunta complicidad en fraude, tráfico de drogas, acoso cibernético y promoción del terrorismo.
En un aparente guiño al supuesto papel de Estados Unidos en el arresto, Sacks escribió: “Utilizar a países aliados para eludir las protecciones de la Primera Enmienda es la nueva rendición”. La Constitución de Estados Unidos protege expresamente la libertad de expresión y no hace distinción entre ciudadanos y personas de otros países.
En abril, Sacks denunció una ley estadounidense que prohibiría la plataforma de intercambio de vídeos TikTok si su desarrollador, con sede en China, ByteDance, se negaba a venderla en un plazo de 12 meses. En aquel momento, el inversor sugirió que, tras la ofensiva contra TikTok, Telegram, X y la plataforma de vídeos Rumble podrían acabar en la mira de Washington.
Mientras tanto, la decisión francesa de arrestar a Durov también fue criticada por el CEO de Tesla y Space X, Elon Musk, quien lanzó el hashtag FreePavel, sugiriendo que la presión sobre la libertad de expresión podría empeorar. “POV: Estamos en 2030 en Europa y te están ejecutando por darle me gusta a un meme”, bromeó. También estuvo de acuerdo con un usuario que se preguntó si X podría ser el próximo en ser criticado.
En una entrevista con el periodista conservador estadounidense Tucker Carlson, publicada hace varios meses, Durov recordó que había recibido “demasiada atención” de las fuerzas de seguridad estadounidenses mientras estuvo en el país. Dijo que, si bien no estaba bajo ningún escrutinio legal, tuvo que tratar regularmente con las autoridades estadounidenses deseosas de obtener más información sobre cómo funcionaba Telegram.
El empresario tecnológico también afirmó que las fuerzas del orden habían intentado reclutar a uno de sus empleados para instalar una puerta trasera en el mensajero que les permitiría a ellos, o a cualquier otro gobierno, espiar a los usuarios de Telegram.