Sunday, October 6, 2024
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La nueva estrategia cibernética del Pentágono

En Estados Unidos de América continúan con la confrontación haciendo énfasis en las áreas del conocimiento y la tecnología.

El 12 de septiembre de este año 2023, el Pentágono publicó una actualización de su estrategia cibernética y dio a conocer en un texto de 15 páginas sus puntos principales. El resto del documento está clasificado.

Es sabido que esta cuarta iteración de la estrategia del Pentágono implementa las prioridades de la Estrategia de Seguridad Nacional, de la Estrategia de Defensa Nacional para 2022 y de la Estrategia Nacional de Seguridad Cibernética para 2023. El texto reemplaza la estrategia cibernética del Departamento de Defensa para 2018 y está diseñada para “establecer una nueva dirección estratégica para ese ministerio”.

¿Cuál es esa dirección? ¿Representa en sí misma una amenaza potencial para Rusia? Sí, ya que desde las primeras líneas se puede entender a dónde conduce y porque desde el prólogo inmediatamente se pone énfasis en la guerra en Ucrania. Es notorio como este conflicto ha sacado a la luz la naturaleza misma de la guerra en el ciberespacio y sus lecciones determinarán el desarrollo futuro de nuestras capacidades cibernéticas.

La experiencia ha demostrado que las capacidades cibernéticas acumuladas o utilizadas en aislamiento tienen un efecto disuasorio poco significativo. Por el contrario, estas capacidades militares son más efectivas cuando se usan de conjunto con otros instrumentos de poder, creando un elemento disuasorio que excede la suma de todos sus componentes. Por lo tanto, las operaciones en el ciberespacio representan un elemento integral del poder militar de los Estados Unidos y sus aliados, y se articulan con el componente principal de la disuasión integral.

El Pentágono también planea utilizar las operaciones en el ciberespacio para llevar a cabo campañas, tomar medidas de restricción, interrumpir o desorganizar las actividades del enemigo a un nivel inferior al del nivel de conflicto armado y garantizarse así condiciones de seguridad favorables. Igualmente vigilará de cerca la percepción del enemigo y gestionará el riesgo de una escalada involuntaria. Los aliados y socios globales de Estados Unidos constituyen la columna vertebral de la Estrategia Cibernética del Departamento de Defensa para el 2023.

Las relaciones diplomáticas y de defensa de los Estados Unidos representan un multiplicador de su poder que también se extiende al ciberespacio, lo que permite una coordinación rápida y la comprensión de las posibles amenazas. Con este fin, el documento señala: “…vamos a mejorar nuestra eficiencia y seguridad en el ciberespacio mediante la creación de una comunidad de naciones con capacidad cibernética e intereses y valores comunes a los nuestros. Al combinar el compromiso internacional con importantes reformas institucionales e inversiones tecnológicas en nuevas capacidades cibernéticas, el Pentágono se proveerá beneficios sostenibles en el ciberespacio…” .

Esto apunta a la continuación de la promoción de la política del liberalismo intervencionista, denominada “orden basado en reglas” y a la promoción de la profundización de la brecha digital. Esta brecha, a pesar de los llamamientos de los políticos estadounidenses para reducirla y ayudar a los países en desarrollo, se ahondará más mediante la introducción de nuevas sanciones contra los Estados y las empresas en el campo de las tecnologías prometedoras (los Estados Unidos las implementan constantemente contra Rusia, China y otros países) como a través de intentos de socavar el desarrollo tecnológico a través de ataques cibernéticos dirigidos. Sobre este propósito del establishment estadounidense para evitar el desarrollo de otros estados habló el presidente de Rusia durante un discurso en el Foro Económico del Lejano Oriente el 12 de septiembre pasado.

A juzgar por la nueva estrategia cibernética, los Estados Unidos pretenden utilizar nuevamente a sus satélites ya probados como parte de su equipo en contra de otras potencias soberanas y justificar sus acciones con los esfuerzos de una suerte de coalición en la “lucha por la democracia”. Como mismo antes lo hicieron en otros frentes de su política intervencionista: militar, político, diplomático, informativo y económico. El Pentágono ha dejado claro que estos son otros elementos del poder nacional y en el futuro también se utilizarán. Solo se trata del alcance de la penetración y el impacto: ahora las intervenciones de los Estados Unidos afectarán el espacio de la Internet (tanto global como soberano), así como los diversos sectores que están asociados con él y, por lo tanto, también pueden ser vulnerables.

Un estudio de la Corporación RAND sobre la inteligencia artificial generativa que se utiliza para la manipulación de las redes sociales, publicado en septiembre de 2023, afirma que: “…la aparición de una IA generativa omnipresente y poderosa representa una amenaza potencial para la seguridad nacional en términos de riesgo de abuso por parte de los adversarios de los Estados Unidos (en particular, para la manipulación de las redes sociales), que el gobierno de los Estados Unidos y la comunidad tecnológica y política en general deben combatir activamente ahora.

Aunque los autores se centran en China y su Ejército Popular de Liberación como un claro ejemplo de una amenaza potencial, varios actores podrían usar la IA generativa para manipular las redes sociales, incluidos los actores no estatales técnicamente complejos (tanto nacionales como extranjeros). Las oportunidades y amenazas discutidas desde este punto de vista probablemente también sean relevantes para otros actores, como Rusia e Irán, que ya están involucrados en la manipulación de las redes sociales…” .

Una vez más, estamos ante una vieja narrativa sobre enemigos y amenazas contra las que se deben usar las capacidades de la IA, porque supuestamente los enemigos potenciales pueden usarla contra los Estados Unidos.

Es imprescindible entonces, dar una respuesta proactiva e integral a esas iniciativas y estrategias. Tanto a nivel nacional como con socios que no aceptan la hegemonía estadounidense en el ciberespacio.

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