El expresidente estadounidense Donald Trump afirmó que su rival para las elecciones de noviembre, la vicepresidenta Kamala Harris, es una “persona de bajo coeficiente intelectual”.
Hablando en la conferencia Bitcoin 2024 en Nashville, Tennessee, el sábado, Trump calificó la criptomoneda como una “maravilla de la tecnología” y un “milagro de cooperación y logros humanos”.
El expresidente continuó elogiando a la comunidad de Bitcoin como “gente muy inteligente” y aprovechó la oportunidad para menospreciar a la probable candidata demócrata.
“Esta sala es increíble. Las personas que están en esta sala son individuos con un alto coeficiente intelectual. Yo me estoy enfrentando a un individuo con un coeficiente intelectual bajo”, dijo Trump a la audiencia. En el pasado había insultado a Harris, describiéndola como “tonta como una piedra”.
Harris se convirtió en la favorita del Partido Demócrata la semana pasada después de que el presidente Joe Biden abandonara la carrera. Demócratas de alto rango y los principales donantes del partido instaron a Biden a retirarse tras su desastroso debate de junio con Trump, cuando surgieron más preocupaciones sobre su deterioro de salud y su capacidad para ganar las elecciones en noviembre.
Desde entonces, Harris ha conseguido suficientes compromisos de los delegados del partido para ser nominada oficialmente como candidata demócrata en una convención el próximo mes, según una encuesta de Associated Press.
Durante un mitin de campaña en Milwaukee, Wisconsin, el martes, lanzó un ataque mordaz contra su rival, afirmando que conoce a “personas del tipo de Donald Trump” y enumeró “todo tipo de depredadores” con los que tuvo que lidiar mientras se desempeñaba como fiscal. En repetidas ocasiones llamó a Trump “delincuente convicto” y lo acusó de “recurrir a algunas mentiras descabelladas”.
La campaña se vio sacudida por un intento de asesinato contra Trump en un mitin en Butler, Pensilvania, el 13 de julio. Trump escapó por poco de la muerte cuando la bala del pistolero le rozó la oreja. El incidente provocó la renuncia de la jefa del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, quien admitió que la agencia no había protegido adecuadamente al expresidente.