Eslovaquia ha recibido los dos primeros de los 14 aviones militares F-16 prometidos por Estados Unidos tras un retraso de dos años causado por la pandemia de coronavirus y la falta de chips.
El presidente Peter Pellegrini celebró la llegada de los aviones, diciendo que “contribuirán a aumentar las capacidades defensivas de nuestro país”.
Eslovaquia invirtió el 2% de su PIB en defensa en 2024, pero ha dependido en gran medida de sus vecinos para patrullar sus cielos desde que dejó en tierra alrededor de una docena de aviones MiG-29 de la era soviética en 2022.
Los MiG-29 carecían de piezas de repuesto y técnicos que pudieran mantenerlos después de que los técnicos rusos abandonaran Eslovaquia rumbo a Rusia tras la invasión a gran escala de Ucrania.
Otros miembros de la OTAN, Polonia, la República Checa y más tarde Hungría, intervinieron para proteger el espacio aéreo eslovaco.
En 2022, el gobierno del primer ministro Eduard Heger regaló a Ucrania su flota de MiG-29 después de que el gobierno ucraniano dijera que eran necesarios para su defensa contra la invasión a gran escala de Rusia.
Se convirtió en el segundo país de la OTAN, después de Polonia, en atender las peticiones de Kiev de aviones de guerra en desuso.
El acuerdo para comprar los F-16 de reemplazo a Estados Unidos, por 1.800 millones de dólares (1.600 millones de euros), se cerró en 2018. Incluye tanto los propios aviones como la formación de los pilotos y los servicios logísticos. El resto de los 14 aviones se entregarán en un plazo de dos años.
El entonces ministro de Defensa, Peter Gajdos, dijo que el acuerdo era “la mejor solución posible”. Sin embargo, Eslovaquia tiene ahora un Gobierno relativamente prorruso encabezado por el primer ministro Robert Fico. Durante las elecciones parlamentarias que lo llevaron al poder, condenó explícitamente las donaciones de los aviones a Ucrania.