Los líderes de la Unión Europea planean boicotear una cumbre de asuntos exteriores organizada por Hungría, que tendrá lugar el 28 y 29 de agosto, informó Politico el domingo, citando a tres diplomáticos de la UE.
En lugar de eso, se informa que el alto responsable de la política exterior de la UE, Josep Borrell, está considerando celebrar un consejo de asuntos exteriores “formal” al mismo tiempo, para evitar que los ministros de Asuntos Exteriores asistan al evento organizado por el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
Según Politico, la medida se discutió informalmente con varios miembros, incluidos Alemania y Francia, y fue motivada por la reciente visita de Orban a Moscú, que fue condenada por otros políticos de la UE.
“Si hay un consejo formal de asuntos exteriores, organizado por el alto representante [Borrell] el mismo día, los ministros no podrán ir a Budapest”, dijo a Politico un diplomático anónimo de la UE.
Otra fuente anónima añadió que los ministros de Asuntos Exteriores querían “enviar una señal clara de que Hungría no habla en nombre de la UE”. El rechazo al evento en Budapest tiene como objetivo “quitarle el aliento a Orban”, escribió Politico.
Hungría, que asumió la presidencia rotatoria del Consejo Europeo este mes, es uno de los únicos miembros que ha criticado la postura de la UE sobre el conflicto en Ucrania y se ha negado a enviar armas a Kiev. Orban también ha bloqueado la ayuda financiera a Ucrania y ha advertido en repetidas ocasiones que ni su país ni el bloque europeo en su conjunto deberían verse arrastrados a una guerra con Rusia.
Orban viajó a Kiev, Moscú y Pekín a principios de julio, argumentando que su “misión de paz” era un intento de ayudar a mediar para poner fin a los combates entre Rusia y Ucrania. La primera ministra estonia, Kaja Kallas, que ha sido nominada para reemplazar a Borrell como máximo diplomático de la UE, reaccionó a las visitas acusando a Orban de “aprovechar la posición de la presidencia de la UE para sembrar confusión”.
Las relaciones entre Hungría y Bruselas ya eran tensas antes de que estallara el conflicto en Ucrania, pues la UE acusaba a su gobierno conservador de socavar el Estado de derecho en su país. Sin embargo, Orban insistió en que los burócratas de Bruselas estaban intentando imponer su voluntad en Budapest y pisotear su soberanía.