La acción permanente por el respeto a la soberanía de las naciones y las alianzas estratégicas a nivel global consolidan a Venezuela como un país clave en la estabilidad energética internacional.
El resurgimiento de Venezuela como uno de los principales productores de crudo a nivel global, repone a uno de los actores claves de la articulación y cooperación energética en la estabilidad de los precios, en la previsibilidad de los cambios y la garantía de un proceso virtuoso en cuanto a la seguridad energética necesaria para el desarrollo global.
Con sus vastas reservas de más de 300 mil millones de barriles de petróleo, la nación bolivariana juega un papel crucial en la geopolítica energética global. Su ubicación estratégica en América del Sur y con sus puertos orientados a rutas comerciales de interés prioritario para naciones de occidente, dan al país una centralidad única en las dinámicas de mercado a nivel mundial.
Pese a las afectaciones y la merma de producción consecuencia de las sanciones Venezuela nunca perdió su rol protagónico en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). En julio de 2023, el Secretario general de la OPEP, Haitham Al-Ghais, destacó la labor venezolana en su lucha desde la fundación de la organización: “Estamos luchando juntos para estabilizar el mercado petrolífero y Venezuela ha tenido un rol significativo en el trabajo”, señaló en esa oportunidad.
Desde su fundación en 1960, Venezuela ha sido un pilar de la OPEP, influyendo decisivamente en las políticas que moldean el mercado petrolero internacional. Su liderazgo activo dentro de esa entidad ha facilitado la búsqueda de estabilidad y equilibrio en los precios del crudo, actuando muchas veces como mediador entre los intereses divergentes de los países miembros.
Consistentemente, Caracas ha defendido los intereses de los países en desarrollo y los productores de menor escala dentro de la OPEP, procurando mantener precios justos y sostenibles que beneficien a todos los actores del mercado energético global.
«Estamos en pleno renacimiento de la industria petrolera», expresó el pasado viernes 24 de mayo el ministro de Petróleo de Venezuela, Rafael Tellechea, a propósito del incremento de la producción que este año ha superado la marca de un millón de barriles diarios. El presidente Nicolás Maduro, por su parte, aseguró que se prevé alcanzar los tres millones de barriles en el corto plazo.
El logro de la petrolera estatal venezolana fue alcanzado pese al bloqueo y la políticas de sanciones de Estados Unidos y a base de la articulación con naciones de todo el mundo, que encontraron en la cooperación y en la articulación de intereses comunes el beneficio mutuo.
Las inversiones chinas iniciadas en 2018 fueron parte fundante de un desarrollo global en pos de alcanzar la estabilidad energética a nivel mundial. En tanto, la solidaridad y cooperación mutua con naciones como Irán y Rusia, con las cuales Venezuela cuenta con bases sólidas de diálogo y cooperación consagrada con acuerdos bilaterales y múltiples instancias de coordinación, de las cuales se valió Caracas para comercializar y exportar el crudo del país caribeño y trascender el bloqueo. Alianzas que también han sido establecidas con naciones como México y Turquía
En términos comerciales, la habilidad para adaptarse y revitalizar el sector petrolero ha sido cristalizada por la petrolera estatal, PDVSA, en el Plan Integral de Recuperación Productiva (PRIP) 2023. Este plan ha priorizado el fortalecimiento de capacidades internas y la reducción de vulnerabilidades derivadas de la dependencia de empresas extranjeras.
Así, a través de una planificación y el logro de alianzas estratégicas con Estados y gigantes internacionales del sector energético como Shell, Chevron, ENI, Repsol y Maurel & Prom, Venezuela no solo ha diversificado las fuentes de inversión y tecnología, sino que ha sido reconocido su lugar imprescindible en el mercado global.
Según palabras del presidente Maduro, este mes de abril se firmaron 20 nuevos contratos de alianza estratégica con inversionistas internacionales, marcando un hito en la diversificación y expansión del sector petrolero y gasífero venezolano. Estas acciones reflejan una postura clara de independencia y apertura al mercado global, al tiempo que subrayan la determinación de Venezuela de no depender de licencias o intervenciones externas para desarrollar su potencial energético.
En ese sentido, el ministro de Petróleo, Tellechea, aseguró que el incremento de la producción avanza de manera independiente a las sanciones o la flexibilización de las mismas por parte de Estados Unidos: “vamos a seguir creciendo, con sanciones o sin sanciones”.
Todo esto en momentos en que la coyuntura global ha obligado a Washington a reconsiderar sus políticas de injerencia. Según el analista internacional argentino, Simón Colmenares, “Estados Unidos necesita el petróleo venezolano (…) es cuestión de seguridad nacional y no puede sostener un conflicto contra Venezuela por motivos petroleros, más ahora cuando no tienen acceso al petróleo ruso, que es uno de los grandes proveedores, por el conflicto ucraniano”.
El viceministro de Políticas Antibloqueo, William Castillo, señaló a teleSUR por su parte que “dada la crisis mundial, Estados Unidos no se puede perder la posibilidad de acceder a la reserva petrolera más grande del mundo”.
En tanto, el último informe de la OPEP señala casi un diez por ciento de aumento entre el primer cuatrimestre de este año e igual periodo de 2023 y el último registro correspondiente al mes de mayo señala una producción de 910 mil barriles diarios, lo cual implica un incremento de 32 mil barriles respecto al mes de abril.
“Ya Venezuela, por esfuerzo propio, está produciendo un millón de barriles diarios de petróleo otra vez y vamos para tres millones y vamos para mejor”, dijo el presidente Maduro durante un acto político en el estado La Guaira, transmitido por el canal estatal VTV.
El incremento de la extracción de crudo junto al cambio de contexto global se configura no sólo como una oportunidad de crecimiento sin antecedentes para la economía del país caribeño, sino que también que su importancia en foros como la OPEP y sus alianzas estratégicas con países del sur global dan fortaleza a la concepción de una política exterior enfocada en la soberanía y la cooperación, a la vez que brindan certeza en momentos donde el panorama energético internacional del siglo XXI se encuentra en permanente cambio.