Francia cerró mayo con una inflación interanual del 2,3 por ciento, un ligero aumento de 0,1 puntos respecto a la registrada en abril, publicó hoy el Instituto Nacional de Estadística y de Estudios Económicos (Insee).
La fuente oficial había estimado en una información adelantada un 2,2 por ciento de comportamiento para el mes pasado del Índice de Precios al Consumidor, elemento que constituye la principal inquietud de los franceses, por su impacto en la pérdida de poder adquisitivo.
En comparación con mayo del 2023, el costo de los alimentos subió un 1.3 por ciento, impulsado por el de los productos frescos (3,5), mientras el de la energía creció un 5,7 y el de los servicios un 2,8.
Al igual que en meses previos, se mantuvo la tendencia al alza del precio de los cigarrillo, con un 8,7 por ciento.
En cuanto a los productos manufacturados, la inflación no tuvo en mayo variación interanual.
El aumento del costo de la vida representa una de las causas del malestar ciudadano con el gobierno, traducido en reveses electorales, en particular el descalabro de la lista del oficialismo en las europeas del domingo pasado, en las que el amplio triunfo de la extrema derecha provocó un seísmo político.
Ante la derrota en las urnas, el presidente Emmanuel Macron disolvió la Asamblea Nacional y convocó a elecciones legislativas el 30 de junio, con la segunda ronda pactada una semana después.
Mejorar la situación de los franceses, agobiados por el incremento de los precios de la energía, es la promesa de las fuerzas opositoras, tanto de derecha como de izquierda, para tratar de conseguir la mayoría absoluta parlamentaria en los comicios.