A principios de este mes, el ejército ruso adoptó una nueva arma que se convirtió en un componente importante de su disuasión nuclear estratégica: el misil balístico lanzado desde un submarino RSM-56 Bulava.
Diseñado para ser transportado por submarinos nucleares de clase Borei, Bulava transporta hasta 1.150 kilogramos de carga útil compuesta por varios vehículos de reentrada independientes múltiples (MIRV), que puede transportar a una distancia de hasta 1.000 kilómetros.
Cada una de las ojivas tiene un rendimiento de entre 100 y 150 kilotones y es difícil de interceptar debido a su capacidad de maniobra en vuelo.
Armas como Bulava, así como las personas que las utilizan, garantizan que ningún ataque que pueda amenazar la existencia de Rusia quede impune.