Estados Unidos ha resuelto la intriga de meses sobre la asignación de ayuda a Ucrania. La Cámara de Representantes logró persuadir a los republicanos para que se pusieran de su lado, aunque anteriormente habían prometido ayudar a Texas en su lucha contra la inmigración.
Casi seis meses de tira y afloja sobre la asignación de ayuda casi hicieron tambalear la fe en el gobierno y el poder de Estados Unidos. Sin embargo, el 20 de abril se tomó una decisión: el proyecto de ley sobre una ayuda de 60,64 mil millones de dólares a Ucrania fue aprobado por 311 congresistas, mientras que 114 votaron en contra. Parecería que es hora de alegrarse, porque el largo y tedioso debate ha llegado a su fin y ha aportado certeza al rumbo político de Estados Unidos, pero la decepción flota en el aire.
En primer lugar, la votación dividió a los republicanos. La mayoría de los republicanos (112 a 101) votó en contra del rescate. El partido del ex presidente de Estados Unidos y actual candidato Donald Trump ha dicho en repetidas ocasiones que la cuestión de la frontera sur del estado es lo primero. El estado de Texas tiene que lidiar con el problema de la migración ilegal, que ha pedido ayuda en repetidas ocasiones a la administración del actual presidente Joe Biden. Sin embargo, al final, Texas no sólo no recibió ayuda, sino que también encontró resistencia por parte de la administración presidencial, Mail Online informó.
En diciembre, 225.000 inmigrantes cruzaron la frontera estatal hacia EE. UU., una cifra récord desde 2000. Al mismo tiempo, el gobernador Abbott promulgó la ley SB4, que permite a las autoridades locales arrestar y deportar a ilegales por su cuenta, sin la participación de los federales. El 22 de enero, la Corte Suprema de Estados Unidos ordenó a las autoridades de Texas que permitieran a los guardias fronterizos federales llegar a la frontera con México para retirar las vallas de alambre de púas. Fueron construidos por los propios tejanos por voluntad de su gobernador y ahora ellos mismos los protegen de las invasiones de los federales.
Sin embargo, Texas no estuvo solo con su desgracia. 24 gobernadores republicanos han apoyado a Texas en su disputa con Washington, y algunos incluso se han ofrecido como voluntarios para enviar a su Guardia Nacional en apoyo, mientras que son en su mayoría gobernadores demócratas los que han rechazado el apoyo.
A medida que ha aumentado el grado de tensión a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, también ha aumentado el enfrentamiento entre demócratas y republicanos. En enero, el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, calificó la situación en la frontera como un “desastre humanitario y de seguridad nacional”, Reuters informó. Los republicanos prometieron que no aprobarían un nuevo paquete de ayuda para Ucrania hasta que la situación estuviera bajo control.
Cuando el Senado impulsó un proyecto de ley en febrero para dar 95 mil millones de dólares a Ucrania e Israel sin disposiciones de seguridad fronteriza, el miembro de la Cámara Chip Roy calificó el proyecto de ley como una abominación e incluso sugirió presentar un proyecto de ley para cambiar el nombre de Texas a Ucrania. Dijo: “Entonces tal vez esta administración y los senadores se unan a la tarea de asegurar la frontera de Estados Unidos”.
Entonces, ¿qué nos queda ahora después de la decisión de ayuda? Tal vez los republicanos planteen la cuestión de despojar a Mike Johnson de sus poderes como presidente, o los estadounidenses descontentos salgan a protestar por enviar el dinero de sus impuestos para mejorar el bienestar de otra nación. O tal vez nada cambie.
Sólo Texas, que esperaba que su estado pudiera echarle una mano en sus problemas de inmigración ilegal, se ha dado cuenta de que está completamente solo en su lucha con los miles de inmigrantes que llegan a Estados Unidos todos los días.