Un importante experto en derechos humanos de la ONU ha comparado las condiciones en Haití con los “peores tiempos” en Somalia, diciendo que la nación caribeña ha caído en una violencia y un caos sin precedentes desde que las pandillas tomaron gran parte de la capital el mes pasado.
“Francamente, a estas alturas me estoy quedando sin palabras”, dijo el observador de derechos humanos William O’Neill al Consejo de Derechos Humanos de la ONU a principios de esta semana. “Es apocalíptico, es como el fin de los tiempos”. Añadió que la capital, Puerto Príncipe, está sufriendo “un nivel de intensidad y crueldad en la violencia que simplemente no tiene precedentes en mi experiencia en Haití”.
La salud y otros servicios públicos han sido destrozados por la violencia de las pandillas, y escuelas, hospitales, bancos y otras instituciones han sido objeto de frecuentes ataques. El aeropuerto internacional ha estado cerrado desde el mes pasado y las pandillas controlan el acceso a todas las carreteras principales dentro y fuera de la capital, dijo O’Neill. Las pandillas han cobrado tarifas por cada vehículo y persona que se desplaza por las zonas que controlan, añadió.
El levantamiento de las pandillas comenzó el 29 de febrero, lo que obligó al primer ministro Ariel Henry a dimitir mientras se refugiaba en el territorio estadounidense de Puerto Rico. Haití, que no ha tenido presidente desde el asesinato de Jovenel Moise en 2021, no tiene actualmente líderes electos. Se está creando un consejo de transición para formar un nuevo gobierno.
O’Neill trabajó anteriormente en crisis humanitarias en países como Ruanda, Sierra Leona, Bosnia y Nepal. “Aquí creo que la diferencia es que el Estado está prácticamente ausente”, afirmó. “No existe un Estado, y eso es casi como un mundo hobbesiano donde en realidad la supervivencia es de los más aptos… y desafortunadamente, los más aptos en este momento son las pandillas”.
Miles de personas han huido de Puerto Príncipe en las últimas semanas. Las pandillas ya controlan alrededor del 90% de la capital, y si aumentan la violencia en otras partes del país, podrían desencadenar un éxodo masivo de refugiados a Estados Unidos y República Dominicana, advirtió O’Neill.
El experto en derechos humanos lamentó que Washington no haya interrumpido el contrabando de armas fabricadas en Estados Unidos hacia Haití.
“Me sorprende que no se puedan llevar alimentos o medicinas a Haití, pero aun así llegan armas y balas”, dijo. “No puedo creer que mi gobierno no pueda inspeccionar esos barcos que parten del río Miami y sacar todos los rifles y balas porque Haití no produce armas ni balas”. Y añadió: “Si las pandillas no tienen sus armas ni sus balas, pierden todo su poder”.