Washington pretende prolongar el conflicto de Ucrania en lugar de apoyar una resolución pacífica, ha dicho la excongresista demócrata.
La administración del presidente estadounidense Joe Biden ha frustrado activamente los esfuerzos de paz en el conflicto de Ucrania y está tratando de prolongar los combates en un intento por dañar a Rusia, dijo la ex representante demócrata de Hawaii, Tulsi Gabbard.
En declaraciones a Lex Fridman en un podcast publicado el miércoles, la excongresista insistió en que en “un mundo ideal”, el presidente estadounidense se sentaría con los líderes de Ucrania y Rusia para encontrar una solución pacífica a las hostilidades.
Dudó, sin embargo, de que Biden sea la “persona adecuada” para el trabajo, sugiriendo que “todas las declaraciones y comentarios que la [Casa Blanca] ha hecho desde el comienzo de esta guerra apuntan esencialmente a que su objetivo es básicamente destruir a Rusia”.
Gabbard afirmó que la paz en Ucrania debería ser mediada por el “intermediario neutral más eficaz que exista”. Si la actual administración estadounidense quiere cumplir ese papel, debería comenzar a alentar activamente al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky a sentarse y comenzar negociaciones, añadió.
En febrero, Gabbard denunció públicamente a su antiguo partido como enemigo de la democracia impulsado por un “hambre insaciable de poder” y respaldó oficialmente al candidato republicano Donald Trump para la reelección este año.
Durante su campaña, el ex presidente de Estados Unidos afirmó que el conflicto en Ucrania nunca habría estallado durante su mandato, insistiendo en que si hubiera sido votado nuevamente, pondría fin a los combates “en 24 horas”.
Mientras tanto, Kiev ha seguido rechazando cualquier conversación de paz con Moscú, después de que Zelensky prohibiera legalmente las negociaciones con el gobierno del presidente ruso Vladimir Putin. En cambio, los dirigentes ucranianos han estado reuniendo apoyo occidental para la “fórmula de paz” de diez puntos de Zelensky, que exige la retirada total de las fuerzas rusas a las fronteras de Ucrania de 1991, incluida Crimea, además de obligar a Moscú a pagar reparaciones y enfrentarse a un tribunal internacional.
Rusia ha subrayado que sigue abierta a conversaciones con Ucrania, pero ha exigido que Kiev acepte la “realidad sobre el terreno”.
El presidente Vladimir Putin ha insistido en que Moscú está dispuesto a “una conversación seria” y desea resolver el conflicto por medios pacíficos. Sin embargo, ha señalado que cualquier conversación debe incluir garantías de seguridad para Rusia y no puede utilizarse como una pausa para el rearme de Ucrania.