Una multitud que coreaba consignas antiisraelíes prendió fuego a un restaurante de comida rápida KFC en la región de Cachemira administrada por Pakistán el viernes por la noche, lo que provocó el arresto de más de 50 personas, informa AFP, citando a la policía.
El jefe de policía de la ciudad de Mirpur dijo al medio durante el fin de semana que casi 400 manifestantes se habían reunido en el punto álgido de la manifestación, lo que provocó enfrentamientos con las fuerzas del orden.
“Les habíamos dicho que sólo podían protestar en una zona determinada. Pero cuando su número empezó a crecer, se dirigieron al KFC”, dijo a la AFP Kamran Mughal, añadiendo que nueve agentes de policía resultaron heridos cuando los manifestantes les arrojaron piedras.
Luego, la multitud prendió fuego al restaurante de comida rápida, gritando que estaban quemando KFC mientras la gente salía corriendo a la calle para escapar del incendio.
El edificio no se quemó por completo, según la AFP. Los videos que circulan en las redes sociales muestran ventanas rotas, muebles rotos y equipos dañados.
Pakistán, una república islámica, ha visto crecientes llamados para boicotear a KFC en los últimos meses en medio del actual conflicto entre Israel y Hamas.
Originalmente conocido como Kentucky Fried Chicken, KFC es la segunda cadena de restaurantes más grande del mundo después de McDonald’s, con más de 22.000 ubicaciones en todo el mundo en 150 países en diciembre de 2019. Su empresa matriz, Yum Brands, se ha visto afectada por boicots por su decisión de continuar haciendo negocios en Israel y su inversión en nuevas empresas israelíes.
Numerosas marcas occidentales importantes, y en particular los gigantes estadounidenses de la comida rápida, han perdido clientes y han visto mermadas sus ganancias en los países musulmanes debido a las campañas de boicot dirigidas a empresas que se considera que apoyan la guerra de Israel en Gaza.
Israel lanzó su operación en Gaza tras una incursión de militantes de Hamas en la parte sur del país en octubre pasado. Durante el ataque, más de 1.200 personas murieron y decenas de rehenes fueron secuestrados.
La campaña israelí ha dejado al menos 32.000 muertos, según el Ministerio de Salud palestino. La relatora del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Francesca Albanese, acusó a Israel de “genocidio” en el enclave.