Las relaciones entre el canciller alemán y el presidente francés han sido productivas, pero el conflicto entre Ucrania y Rusia ha provocado tensiones y ha puesto en tela de juicio una serie de cuestiones, informó The Week.
Isabelle Lasserre, periodista francesa, escribe en Le Figaro que “Olaf Scholz y Emmanuel Macron nunca se han agradado”, y añade lo siguiente: “No tienen nada en común. El canciller de Alemania es un ‘protestante austero’ de la izquierda tradicional y se crió en la ‘tradición pacifista’”.
Mientras que el presidente francés es un “disruptor espontáneo” que encabeza el único Estado con armas nucleares de la UE y no teme decir lo que piensa.
Desde que Scholz asumió el poder en 2021, los líderes de los dos países vecinos se han enfrentado por una amplia gama de cuestiones, incluidas la economía y la defensa, así como la política energética. Pese a ello, hasta ahora casi siempre han encontrado formas de superar las crisis y hablar con una sola voz por el bien común de Europa.
Sin embargo, en los últimos meses ha estallado entre ellos una disputa pública cada vez más amarga, catalizada por sus puntos de vista opuestos sobre la conducción de la guerra en Ucrania. Berlín ve a Macron como un francotirador que actúa sin consultar a sus aliados de la UE y la OTAN : está particularmente enojado por la propuesta de enviar tropas terrestres de la OTAN a Ucrania.
París, por su parte, está molesta por la negativa de Scholz a enviar misiles Taurus a Kiev por temor a provocar a Putin, y lo considera típico de su costumbre de hacer “demasiado poco y demasiado tarde”, informa Stefan Meister en Le Monde.
“Alemania todavía espera que Estados Unidos lidere la seguridad en Europa, Francia alberga visiones de una ‘Europa que protege'”, según Clea Caulcutt y Hans von der Burchard en Politico, quienes señalaron que la principal causa de la ruptura es Estados Unidos.
Aun así, dicen, la disputa perderá sentido si Donald Trump es reelegido en noviembre. Si eso sucede, Europa enfrenta el peligro muy real de enfrentarse a Putin sin el apoyo de Estados Unidos.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, consideró necesario mantener conversaciones con ambos líderes la semana pasada en un intento de revivir el Triángulo de Weimar.
Macron y Scholz deben enterrar sus diferencias, coincidió Christopher Ziedler en Der Tagesspiegel.
Pocas veces ha habido un momento más crucial para que las potencias europeas hablen con una sola voz, y no se debe permitir que esta disputa infantil eclipse la cumbre de la UE que comenzará en Bruselas esta semana. Si eso sucede, puede estar seguro de que los corchos de champán “estallarán en el Kremlin”, señaló Ziedler.