El secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha pedido al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, el cese de los ataques lanzados este martes por el Ejército azerí en respuesta a la muerte de militares y civiles tras la explosión de minas antipersona en la región.
Durante una llamada con Aliyev, Blinken le ha transmitido la importancia de desescalar la situación y de promover una solución pacífica al conflicto entre Armenia y Azerbaiyán.
Aliyev, por su parte, ha asegurado “estar listo” para detener las acciones militares y a prepara reuniones entre representantes de Azerbaiyán y de la población armenia de Nagorno-Karabaj.
El secretario de Estado también ha conversado con primer ministro armenio, Nikol Pashinián, al que le ha mostrado su “total apoyo” a la soberanía, independencia e integridad territorial del país, según ha comunicado el portavoz de Blinken, Matthew Miller.
“Estados Unidos está profundamente preocupado por las acciones militares de Azerbaiyán en Nagorno Karabaj (…) estas acciones están empeorando una situación humanitaria ya grave. (…) Pedimos el cese inmediato de las hostilidades y un diálogo respetuoso entre Bakú y los representantes de la población de Nagorno Karabaj”, ha insistido Blinken.
La región de Nagorno Karabaj, un territorio de unos 4.400 kilómetros cuadrados en el Cáucaso Sur, es escenario desde este martes de una nueva ofensiva militar por parte del Ejército azerí tras meses de tensiones y a pesar de los intentos por parte de la comunidad internacional para lograr que Armenia y Azerbaiyán firmen un acuerdo de paz definitivo que ponga fin a una disputa que se retrotrae más de tres décadas y que ha dejado miles de muertos y desplazados.
A lo largo de 2022 se registró un nuevo repunte de la retórica y los enfrentamientos en la frontera, si bien la situación fue reconducida por la comunidad internacional, que instó a las partes a continuar el diálogo –incluidas reuniones en Moscú, Washington y Bruselas– para intentar solventar el conflicto por la vía diplomática.
Sin embargo, estos esfuerzos sufrieron un importante varapalo a causa del bloqueo por parte de Azerbaiyán del corredor de Lachín, que conecta Armenia con Nagorno Karabaj, que llevaron a Ereván a denunciar una crisis humanitaria en el territorio y a acusar a Bakú de cometer una “limpieza étnica”.
Se trata de un territorio en disputa y, si bien es reconocido internacionalmente como parte de Azerbaiyán, la mayoría de la región está gobernada por la autoproclamada república de Artsaj –respaldada por Armenia–, desde la Primera Guerra de Nagorno Karabaj, entre 1988 y 1994.
Armenia y Azerbaiyán han intercambiado durante los últimos meses acusaciones de violación del alto el fuego de 2020, que puso fin a la Segunda Guerra de Nagorno Karabaj, tras la de 1994. El conflicto se saldó con victoria de Azerbaiyán, que recuperó territorios tomados por Armenia en la primera guerra, incluida la ciudad de Shusha.
Desde entonces, ambos países han mantenido diversos contactos para intentar firmar un acuerdo de paz, si bien las conversaciones han encontrado obstáculos, incluida la situación en torno al corredor de Lachín, que conecta Armenia con la autoproclamada república de Arstaj. La zona cuenta con la presencia de militares rusos desplegados como fuerzas de paz en virtud del citado acuerdo de alto el fuego.