Para Susan Clark, residente en Mobile, ciudad de Alabama, el fallo de la Corte Suprema de ese sureño estado de la Unión sobre los embriones congelados plantea hoy interrogantes a su deseo de maternidad.
Según la ley estatal los embriones congelados son niños y de momento las clínicas de fertilidad en el estado, así como parejas como las de Susan y su esposo Billy Clark que están buscando tener un hijo mediante fertilización in vitro en lo adelante quedarán en un limbo.
La decisión sin precedentes renueva el debate sobre el tema del aborto, tan llevado y traído en el país desde que en junio de 2022 el Tribunal Supremo de Estados Unidos derogó un histórico fallo que brindó la protección legal a los derechos reproductivos.
Clark (nombre que pidió utilizar en esta entrevista con Prensa Latina), es una entre tantas mujeres que no logran el embarazo y que buscan todas las opciones posibles con la única esperanza de ser madre.
Pero ahora tanto ella como Billy, quienes llevan 13 años de casados, sienten dudas “por algunos informes después de la sentencia que podrían afectar que continúen los tratamientos de fertilización in vitro”.
Clark comenzó su tratamiento hace seis años, quedó encinta. “Estábamos todos felices, pero lo perdí en los primeros tres meses y después vino una complicación de salud de mi esposo que aplazó nuestros planes”.
Nos quedan dos embriones congelados, relató en este ejercicio que “duele mucho, porque creemos que seríamos unos padres excelentes, pero la vida nos está jugando una mala pasada”.
Clark, nacida en julio de 1978, dijo que hay cosas más importantes que cualquier cosa material. Comentó que profesionalmente han tenido éxito ella y su esposo, pero “todo lo cambiaría por un hijo”.
El tribunal superior de ese estado conservador concluyó que quienes destruyan embriones congelados pueden ser responsables de muerte por negligencia, lo que ha conmocionado al mundo de la medicina reproductiva.
La decisión también generó dudas sobre el cuidado de la fertilidad para futuros padres y planteó complejas cuestiones legales con implicaciones que se extienden mucho más allá de Alabama, reseñó el diario The New York Times.
El martes, Karine Jean-Pierre, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, afirmó que el fallo provocaría “exactamente el tipo de caos que esperábamos cuando la Corte Suprema anuló Roe v. Wade y allanó el camino para que los políticos dicten algunas de las decisiones más personales que pueden tomar las familias”.
La portavoz reiteró el llamado del gobierno del presidente Joe Biden al Congreso para codificar las protecciones de Roe v. Wade en la ley federal.
“Como recordatorio, este es el mismo estado cuyo fiscal general amenazó con procesar a las personas que ayuden a las mujeres a viajar fuera del estado para buscar la atención que requieren”, añadió al referirse a Alabama, que comenzó a aplicar una prohibición total del aborto en junio de 2022.
Los jueces emitieron el fallo el viernes en casos de apelación presentados por parejas cuyos embriones fueron destruidos en 2020, cuando un paciente del hospital retiró embriones congelados de tanques de nitrógeno líquido en Mobile y los dejó caer al suelo, agregó el periódico.
La opinión mayoritaria de los jueces hizo referencia a pasajes antiaborto en la Constitución del estado y mencionó que un estatuto de 1872 que permite a los padres demandar por el homicidio imprudencial de un hijo menor se aplica a los hijos no nacidos.
Científicos de la medicina reproductiva también criticaron la conclusión y alertaron que era una “decisión sin fundamento médico ni científico”.
Para parejas como la de Susan y Billy que asumieron tratamientos de infertilidad agotadores y costosos en Alabama hay inquietud y temor de que las clínicas empiecen a cerrar.
Actualmente cinco mascotas andan de carrera por la casa, tres perros chihuahuas y dos salchichas.