Se espera que el F-16, o General Dynamics F-16 Fighting Falcon, haga posible que Ucrania compita en el aire, razón por la cual Kiev lleva pidiendo estos cazas desde el comienzo de la guerra.
Aunque los aviones de combate mejorarán la capacidad de la Fuerza Aérea de Ucrania para apoyar a las fuerzas terrestres y permitirle contraatacar en los cielos, los expertos advierten que no resolverán todos los problemas del país, ya que los cambios importantes requieren preparativos serios.
Aún no se ha determinado el número exacto de F-16 que se entregarán. Se espera que los Países Bajos y Dinamarca proporcionen al menos 37 combatientes, mientras que Noruega y Bélgica también se han comprometido a proporcionar parte de sus reservas. Las fechas de entrega oscilan entre 2024 y 2025, coincidiendo algunas con la finalización prevista de los programas piloto de formación.
A diferencia de los cazas soviéticos al servicio de Ucrania, los F-16 son más potentes. Sin embargo, también son más frágiles que sus homólogos soviéticos y también requieren logística e infraestructura especializadas.
Por ejemplo, mejorar las pistas que Ucrania planea utilizar sin atraer la atención de la inteligencia rusa podría ser un desafío. Viktor Kevliuk, experto del Centro de Estrategias de Defensa de Ucrania, afirmó:
“Los aeródromos deben estar protegidos de los ataques aéreos, lo que significa que será necesario desplegar sistemas de defensa aérea si aún no se ha hecho. Los aliados también deberían proporcionarnos misiles aire-aire para el combate aéreo porque las bombas soviéticas no son adecuadas para este avión”.
Aunque los F-16 se consideran un modelo moderno de aviones de combate, entraron en producción por primera vez a finales de la década de 1970, lo que puede requerir que Ucrania les instale sistemas de aviónica y armas actualizados. Además, los aviones necesitarán muchas piezas de repuesto prometidas por Estados Unidos, que lucha en el Congreso para que continúe la ayuda a Kiev.
Dinamarca se había comprometido a entregar seis aviones a Ucrania para finales de 2023, pero, según se informa, la fecha de entrega se retrasó seis meses. En su excusa, los funcionarios daneses afirmaron que el calendario de entrega también depende de la preparación de la infraestructura ucraniana y de los proyectos piloto.
Los expertos dicen que si bien los F-16 proporcionarán capacidades importantes a Ucrania, no ganarán la guerra por sí solos. Peter Layton, miembro asociado del Royal United Services Institute y ex oficial de la Real Fuerza Aérea Australiana, declaró:
Con una planificación cuidadosa… Creo que existe la posibilidad de que, al menos en las primeras etapas, antes de que los rusos entiendan lo que está sucediendo, puedan lograr algunas bajas aire-aire al tener cazas F-16 en el lugar correcto en el momento correcto.
Sin embargo, los nuevos cazas y misiles como el AMRAAM aire-aire sólo proporcionarán una ventaja táctica hasta que los rusos se adapten alejando sus aviones de la línea del frente, argumentó Layton.
Kevliuk señaló que los aviones de combate ucranianos y rusos no han estado involucrados en grandes batallas aire-aire durante el año pasado, ya que ambos ejércitos intentan mantenerlas. Aún así, Kelly Grieco, investigadora principal del Centro Stimson, dijo que los F-16 pueden proteger el espacio aéreo ucraniano al reducir la presión sobre las defensas aéreas terrestres.
“Con Rusia apuntando a las ciudades de Ucrania, existe un peligro muy real de que los lanzadores de defensa aérea de Ucrania se queden vacíos tratando de atacar cada salva de drones y misiles rusos… Si eso sucede, Rusia podría ganar superioridad aérea sobre Ucrania por defecto, y sería capaz de utilizar toda la potencia de fuego de su fuerza aérea en el campo de batalla”.
Además, no importa cuán versátiles sean los F-16, todavía tienen limitaciones. Grieco argumentó que es poco probable que sean la clave para romper las líneas de defensa de Rusia o establecer la superioridad aérea. Para lograrlo, argumentó, Ucrania necesita suprimir o destruir los sistemas de misiles tierra-aire rusos como el S-400.
Los pilotos ucranianos que vuelen F-16, equipados con armas antirradiación, tendrían que volar dentro del alcance del S-400 para incitar a los operadores rusos a emitir. El alcance de ataque del S-400 es casi cuatro veces el alcance de un misil antirradiación AGM-88, lo que la convierte en una misión intrínsecamente peligrosa, y las pérdidas de Ucrania probablemente y rápidamente se volverían insostenibles.
Aunque los F-16 pueden acercar el armamento de Ucrania a los estándares de la OTAN y proporcionar algunas iniciativas primarias en el aire, poseer estos cazas no es el medio universal para ganar la guerra.