Según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, a principios de la década de 2030 el gasto estadounidense en prestaciones sociales, iniciativas obligatorias y obligaciones de deuda podría superar sus ingresos totales, acercándolo al borde del precipicio financiero.
El gigante financiero estadounidense JPMorgan ha comparado la economía estadounidense con una rana hervida a fuego lento gracias a su deuda nacional de 34 billones de dólares.
Las perspectivas para 2024 de la empresa con sede en Nueva York evocaron el mito popular de que una rana permanecerá tranquilamente en una cacerola con agua calentada gradualmente hasta que se cocine viva, pero saltará si se la arroja a agua que ya está hirviendo.
Mientras la cartera de deuda del gobierno estadounidense sigue creciendo sin cesar, alcanzando una cifra sin precedentes de 34 billones de dólares, las preocupaciones de los economistas amplifican los llamados urgentes a una intervención.
Las predicciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso pintan un panorama sombrío, sugiriendo que a principios de la década de 2030 Estados Unidos gastará más en prestaciones sociales, programas obligatorios e intereses de la deuda de lo que gana en ingresos.
“El problema para Estados Unidos es el punto de partida; cada ronda de estímulo fiscal acerca a Estados Unidos un paso más a la insostenibilidad de la deuda”, dijo el estratega de JPMorgan, Michael Cembalest.
Señaló la aparente tolerancia del mercado al deterioro de las finanzas gubernamentales , y enfatizó que eso podría cambiar en cualquier momento.
Anticipándose a las posibles presiones del mercado y de las agencias de calificación, Cembalest dijo que esperaba reformas significativas, que posiblemente incluyan nuevos “impuestos a la riqueza”. A pesar del inminente abismo fiscal, parece poco probable que se realicen recortes sustanciales en el gasto discrecional, dadas las discusiones en curso en el Congreso sobre el presupuesto federal.
El analista de JPMorgan advirtió sobre una posible recesión económica el año pasado, que continuaría hasta 2024, debido a las agresivas subidas de tipos de interés de los bancos centrales.